sábado, 21 de noviembre de 2015

Por contar algo cuando el silencio se prolonga.


Pocas cosas resultan tan placenteras como la de comenzar la lectura de un libro recién llegado a casa, una tarde de lluvia y viento como ésta. Una lectura, por cierto, tan prometedora y esperada a lo largo del tiempo pasado como la que me ofrece la conocida obra del gran Kazantzakis.

Como punto de partida, el recuerdo de la visita a su tumba en Heraklion, donde su célebre epitafio reza, a modo de prólogo de las páginas que voy a leer, aquello de:

Δεν ελπίζω τίποτα, δε φοβούμαι τίποτα, είμαι λέφτερος
No espero nada, no temo nada, soy libre


16 comentarios:

  1. ¡Uf!... Que lejos está mi griego del bachillerato.

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    1. El mio también queda algo lejos. Y el clásico, aprendido a gotas entonces, se ha quedado en poco más que el jo je to, tu tes tu...

      Salud y gracias por pasarse por este cuaderno

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    2. Me paso, me paso... aunque no esté el dueño de la casa.

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    3. En ello estamos, en dar a este cuaderno los cuidados que se merece...

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    1. Le iba a decir que por favor me lo recuperara, que era una pena... pero veo que ya lo ha hecho, así que salto a la recuperación...

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  3. bueno, decía que no se había perdido del todo y que pronosticaba un reverdecer

    también le decía latigazos para la Salud y el ánimo
    Kissss
    y Kisssss

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    1. Usté, o mejor su patrona, que me conoce ya de una buena tanda de años, sabe que por estas alturas del año, las cosas de la realidad me tienen algo más ausente de lo habitual... Si a eso le añadimos los mencionados latigazos que no terminan de dejar de dar la lata, pues imagine...

      Pero ánimo sobra y mi intención es mostrarlo pronto en este cuaderno en forma de algún nuevo chascarrillo de los míos.

      Salud y que los vientos le sean propicios!

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    2. mi patrona dice que perdió el culo a ver si el epitafio lo tenía o no, porque como está perdiendo la memoria,... y que se quedó tranquila cuando vio que sí, que lo tenía de antes, y que se va a meter usté pal cuerpo al mejor Homero de todos los tiempos exceptuando a los mismísimos Homeros.
      y que salú y más Kisss

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    3. Así lo creo, que este Homero tiene además mayor parte de Odiseo que de Aquiles, aunque sin perder la mala leche del segundo... Le contaré.

      Salud!

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  4. Caramba qué gran epitafio. Recuerdo sobre todo las escenas trágicas de la película y su gran final celebrando la vida con un baile.

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    1. Es un clásico por puro derecho, una exaltación de la vida, la libertad, y llama la atención descubrir cómo muchas cosas que entonces eran rutinarias, ahora forman parte de un lejano pasado...

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  5. He de reconocer que la cita kazantzakista no me gusta como epitafio, porque. aun pudiéndose interpretar de diferentes maneras, siempre me pareció una Cita de Vida; y, ojo, que la tengo presente cada día -o casi-, porque mi hermano me trajo, como souvenir de Creta, una taza con el epitafio del escritor, del que admiro su reflexiva independencia...
    Curiosamente, no he leído su novela de Zorba, sólo la conozco por la película protagonizada por Quinn; por el contrario, he leído La última tentación de Cristo pero no he visto la película.

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    1. A mi entender puede ser una cosa u otra: cita de vida, manifiesto vitalista y canto a la libertad y al desapego de todo aquello que la limita... Pero también puede ser una conclusión de lo que se alcanza con la muerte, y de ahí que sea un epitafio...

      De Zorba, acabo de terminar el libro, y la película la he visto como en un par de ocasiones. Siempre me ha parecido una rara avis, digna de verse. De la tentación de Cristo, ni he visto la película ni he leído el libro, lo confieso... Pero miré usted por donde, su banda sonora, a cargo de Peter Gabriel, me ha parecido siempre una de las mejores de su época y la conservo entre las joyas de mi discoteca.

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  6. Qué lejos quedan ya esos epitafios tan llenos de sentido, que eran toda una reflexión sobre la visión de la vida y la muerte...
    Ahora son tan poco personales, tan manidos como el "Quererte fue fácil, olvidarte imposible".

    Saludos.

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    1. Así es, se ha perdido esa habilidad de condensar en pocas palabras la visión que uno podía tener de lo que era la vida o la muerte. Ahora uno puede encontrarse cosas como ese "Estoy aquí en contra de mi voluntad" que alguien puso en su tumba, y que a uno le suena a se copia de aguna de Grucho Marx...

      Saludos y gracias por pasarte por aquí.

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