viernes, 30 de septiembre de 2016

Splendor Solis


“Ovidio narra el caso de un sabio anciano que quería rejuvenecer. Para ello era necesario hacerlo pedazos y cocerlos completamente, pero no demasiado. Entonces los miembros volverían a juntarse y a recuperar el vigor juvenil.” Esta historia que cuenta Salomon Trismosin como si fuera algo que él mismo conociera de primera mano, y el propio lector estaba obligado a creer como cosa cierta, es una de las tantas fábulas alquímicas que se recogen en las páginas del Splendor Solis, una de las obras clásicas en esa materia.

Merece la pena fijarse en el detalle de la paloma que bailotea sobre la cabeza del recién reconstruido anciano, y que no es otra cosa que su espíritu dispuesto a retornar a ese cuerpo recompuesto tras haber sido troceado… Por si fuera poco, parece ser que para reparar la avería en condiciones, el baño debe hacerse en un preparado a base de mercurio, que no todo va a ser disfrutar.

Esta es una de las tantas ilustraciones que contiene el “Splendor Solis”, de un tal Salomon Trismosin, a quién durante mucho tiempo se identificó con Ulrich Poysel, maestro del mítico Paracelso. Pero en los últimos estudios que se han realizado de esta obra, se ha desechado su autoría y nos hemos quedado de nuevo sin saber quién fue realmente la persona que se ocultó tras el seudónimo del autor.

El caso es que esta obra, realizada en torno a la segunda mitad del siglo XVI, contiene 22 pinturas de gran formato, elaboradas según el estilo de la miniatura renacentista. Algunas de ellas son de muy difícil interpretación, bien por el hecho de que el propio autor tenía esa intención, o bien porque lo que tenía que explicar a través del dibujo era algo demasiado confuso. Pero esta dificultad es también una ventaja, pues la falta de claridad nos deja las puertas abiertas a la libre interpretación. Vean si no algunas de las imágenes, e interpreten a su gusto.


Existen varias copias más o menos contemporáneas de esta obra, que tienen la peculiaridad de estar iluminadas por distintas manos con mayor o menor fortuna. Dos de ellas son las más conocidas. La primera, la que se conserva bajo la referencia All.113 en la Biblioteca Nacional de Francia, es uno de los Splendor Solis más antiguos y refinados que se conservan, y fue un modelo utilizado para realizar copias posteriores,

La otra, puede consultarse en la British Library, con la signatura Harley 3469. Es seguramente la más conocida y la mejor estudiada de todas las copias existentes. Las propias ilustraciones, aún siendo muy semejantes, tienen mayor calidad que las de la que le sirvió de modelo, la de París. Un ejemplo comparativo.


De la copia de la British Library, tenemos además algo que para mí le da gran valor a una obra con la edad que tiene aquella: su trayectoria a lo largo de los siglos. Sabemos que John Evelyn, pintor de la corte del rey Carlos II de Inglaterra, debió encontrarlo en la biblioteca de Whitehall Palace el 2 de septiembre de 1680, y contó que contenía“los procesos para el Gran Elixir de los filósofos” y la adornaban pinturas de una gran belleza, tal y como aún podemos comprobar hoy en día. 

Se sabe que posteriormente fue su propietario el barón Johann Friedrich Böttger, hombre aficionado a las cosas de la alquimia, y conocido por haber dado con la fórmula para fabricar la porcelana. Más tarde pasó a manos del teólogo alemán Johann Cyprianus, y de los herederos de éste llegó a la biblioteca privada de la poderosa y aristocrática familia Harley, protectora de artistas y eminentemente bibliófila, hasta que en 1753 lo compró la British Library, interesada seguramente por el que era considerado ya por aquél entonces el más bello tratado de alquimia que se conoce.

14 comentarios:

  1. Ovidio me parece que no es la fuente original
    Medea engaño a las hijas de Pelias, (me parece que la obra de Eurípides es las Pelíades) y estas lo trocearon y lo hecharon en una hoya a cocer para rejuvenecerlo,
    ¡Que barbaridad!, aunque ese solis iluminado tiene una pinta soberbia.
    Kisssss y Kisssss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi también me choca un poco lo de Ovidio, pero esperaba a la opinión de quienes se conocen eso más que yo. Gracias mil.

      Supongo, no obstante, que como lo del troceo y reconstrucción es algo que ha dado para mucho, desde la más remota de las mitologías, hasta las de Marvel/DC de hoy en día, es fácil pensar que lo que hizo el anónimo autor es tomar prestada la idea de algún autor clásico de los que tuviera a su alcance.
      Buena pinta tiene, si señora.
      Salud!

      Eliminar
    2. Charles una cosica, para los que no somos de blogger,
      cuando posteas en el facegó desde este blog, ¿cómo lo haces?, ¿tiene blogger algún artificio para comunicar?, o ¿copias y pegas?

      Eliminar
    3. Al final de cada entrada te sale una chapica para publicar un enlace en FB. Es como lo hacía al principio, pero no me gustaba como quedaba, pues rompía un poco el sentido que le quería dar a lo que se podía ver en FB como anticipo... así que tiro de cortapega, que no cuesta tanto y me queda más como yo quiero.

      Salud!

      Eliminar
  2. Autorías que van y vienen, como le ha sucedido al Bosco en su reciente exposición. Lo cierto es que hay gente para todo, estudiosos que se fijan en el más mínimo detalle para acercarnos estas obras magníficas al resto de los mortales. Tiene mucho mérito, y con ello nos hacen disfrutar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al fin y al cabo, han logrado su objetivo como bien dice: nos hacen disfrutar. Y se disfruta también intentando averiguar la autoría de determinadas obras, aunque si que se dan demasiados casos en los que la adjudicación de una obra tiene más de interesado que de real. El caso que menciona del Bosco podría ser uno de ellos.

      Eliminar
  3. Lo del troceo no termina de convencerme como método de rejuvenecimiento, pero las ilustraciones son realmente interesantes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre he pensado que este tipo de cosas, el despiece, yo prefiero hacerlo con un cuto, que, a una mala, siempre nos quedan lomos, chorizos y otras viandas...

      Eliminar
    2. Cuto... Vaya vuelta que me he dado con Google y por la RAE. (Nunca pasarás un domingo sin aprender algo nuevo)

      Eliminar
    3. Disculpa, me refería a como se llama al cerdo en Navarra, soy mitad navarro, en cuyo homenaje se creó además hace tiempo "La Orden del Cuto Divino", la cual, como puede imaginar, dedica sus reuniones a mortificar la salud de sus cofrades con los deliciosos manjares que se obtienen del pobre animal...

      Eliminar
  4. Lo cierto es que se disfruta vagabundeando por esas hermosas imágenes, buscando interpretarlas.
    La atracción de la alquimia, donde cada redoma contiene un elaborado que la imaginación del mirón convierte en fabuloso.

    Salud(os).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ese vagabundeo es, para mi, uno de los mayores placeres que existen. De pequeño y joven, lo hacia curioseando por archivos y bibliotecas, ahora que han cambiado las cosas con esto de la red de redes, uno puede hacerlo desde su casa... De todos modos, lo otro tenía mucho más encanto.

      Eliminar
  5. Ahora me explico el porque en la actualidad hay tanto despedazamiento en personas que son "finiquitadas", han leído el códice y tratan de probar si es cierto lo que se dice de el.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues como le decía a nuestra Senior, mejor hacer las pruebas con un cuto -gorrín-, que a una mala podemos premiarnos con unos jamones y lomos...

      Bien regresado de su periplo por la hermosa Lusitania.

      Eliminar