lunes, 24 de julio de 2017

The Ilustrated Police News



El Illustrated Police News del sábado 14 de agosto de 1869 publicaba en su portada esta ilustración como uno de los hechos sensacionales que se habían dado en la última semana. Por lo que se lee en el interior respecto al duelo de monjas, bastante poco, a uno le queda la sensación de que era uno de tantos cebos hechos a base de noticias falsas o exageradas que abundan en este tipo de medio. ¿Qué dice?: que se enfrentaron por cuestiones de honor, que pertenecían a un convento de una localidad aparentemente francesa pero que no existe o cuyo nombre está mal transcrito, y que todo acabó con heridas leves, sin apenas derramamiento de sangre y con la concesión mutua del perdón. Amén.

El Ilustrated Police News es una de tantas publicaciones del género policial/sensacionalista que abundaron y tuvieron un importante éxito entre los lectores de la segunda mitad del siglo XIX y prácticamente todo el XX. Conozco versiones semejantes en Francia -en España que yo sepa solo estuvo El Caso, pero fue posterior y no tenía ese potencial gráfico-, y siempre juegan con el atractivo de una portada llena de ilustraciones impactantes que envían al curioso a una lectura en sus páginas interiores. En muchos de los casos -como este de las monjas-, la curiosidad termina en sensación de que a uno le han contado un cuento...

A pesar de todo ello, son en general publicaciones con una larga existencia. El Ilustrated en concreto entre 1864 y 1938, llegando a la cumbre de su popularidad con los sucesos de Whitechapel (1888-1891). De hecho, muchos de los elementos gráficos que se emplearon en esta publicación para el caso de Jack el destripador, forman parte importante de la referencia visual que ha quedado en todos nosotros de uno de los casos criminales más conocidos de la historia.

viernes, 7 de julio de 2017

Surtshellir


Surtshellir es una cueva que se encuentra en un alejado rincón del oeste de Islandia, en un lugar donde sólo el fragor de las erupciones volcánicas ha roto el profundo silencio que acompaña al quejido del viento que irrumpe desde la costa.

A pesar de encontrarse en un lugar tan remoto, su existencia no ha dejado de estar presente desde el mismo inicio de la historia escrita en aquella isla. La menciona el Landnámabók (Libro de los asentamientos), manuscrito del siglo XII, que detalla el modo en que fueron colonizando los vikingos aquella isla a lo largo de los doscientos años que corrieron entre los siglos IX y X. 

De esta época se cuenta que la cueva y todos sus pasadizos eran utilizados como refugio por bandidos, desterrados y parias de todo tipo, que empleaban el lugar como base para realizar incursiones de pillaje en las granjas y aldeas más próximas. Durante mucho tiempo, Surtshellir fue una fuente de temores y supersticiones para los islandeses que habitaban las montañas de las inmediaciones. 



Todo esto terminó oficialmente con la ilustración, en concreto con la visita que hizo Eggert Ólafsson, estudioso de la cultura islandesa, quién documento su visita al lugar en un viaje que hizo a la región allá por el año 1750. Desde entonces, no se volvió a mencionar la presencia de bandidos, ni la de seres sobrenaturales como aquél Surtr, gigante de fuego que era soberano de las entrañas de la tierra, que había prestado su nombre a aquella cueva. Seguramente sólo junto a los fuegos de los hogares más apartados seguía hablándose de los peligros de aquél acceso a las entrañas de la tierra. 

Los grabados que acompañan a este texto son del año 1836 y de la mano de un tal A. E. F. Mayer, del que desconozco absolutamente todo. Supongo, o prefiero imaginar, que tomó las notas para las ilustraciones del natural. Quién sabe... Pero su representación de Surtshellir me ha cautivado profundamente. Es más, sin saber inicialmente de qué se trataba, ha traído a mí la referencia a una de esas lecturas por las que, al ser muy tempranas y entusiastas, guardo un especial afecto: se trata, claro está, del Viaje al Centro de la Tierra. 

De hecho, fue imaginando cosas como las que nos muestra el tal Mayer, como entré de lleno en las profundas entrañas de esos mundos que nos reserva la lectura.



martes, 4 de julio de 2017

El mundo del futuro y un brujo de Zaragoza



Lee esto fijamente.

Este tiempo en el que vivimos, el futuro de todos los que nos precedieron, no es sino uno de entre los miles que estaban esperándonos. Los había más próximos -aún- a esas distopías que abundan en cine y literatura desde los mismísimos inicios del siglo XX, con realidades aberrantes que en ocasiones no parecen otra cosa que la nuestra reflejada en el espejo del callejón del Gato.

Otros se parecen más a aquél que imaginábamos apoyándonos en nuestras lecturas de cómics tipo “Mundo futuro” y las novelas de a duro. Todo muy parecido a ese porvenir en el que prevalecía el progreso tecnológico sobre cualquier otra cosa, siguiendo el sedimento que habían dejado en nuestra imaginación Julio Verne y H.G. Wells.

A Juan Bajen y Seros todas estas cosas del futuro y la adivinación le interesaban mucho. No se sabe muy bien si porque tenía una especial habilidad para acertar con los acontecimientos que estaban por venir, o lo suyo era hacer creer a sus convecinos que tenía algún tipo de poder premonitorio. El caso es que ya de pequeño en su barrio de Casablanca en Zaragoza decían de él que tenía un pacto con el diablo, cosa que ya entonces no tenía pena de inquisición ni fue perseguido y linchado como le ocurrió a la tía Casca en el mágico Trasmoz, al pie de Moncayo.

Juan el brujo o Juanillo, era ya de otra época, y asoma a nosotros gracias a un artículo de la revista Crónica del 10 de marzo de 1935. Decían de él que  ya desde muy pequeño anunciaba hechos que invariablemente se producían: acertaba los nombres de las sirvientas que acudían al puesto de pescado que regentaban sus padres, era capaz adivinar cómo iba a ser una futura cosecha, advirtió de que en la década de 1910 se iba a producir una gran guerra, y predijo el advenimiento de la República. Eso es lo que él decía, claro está. Y si hacemos caso al Crónica, también se contaba por Zaragoza, llegando a existir una muletilla que se empleaba cada vez que se tenía noticia de un hecho extraordinario:

—Eso ya lo había anunciado el señor Juan.

Sin embargo, la fama no debió de traer consigo su parte correspondiente de prosperidad. Juan el brujo vivía en el barrio de Casablanca, en una cabaña mal cubierta de cañas con un poco de yeso, donde “el frío en la habitación es idéntico al de la calle”. Tenía un huerto con hortalizas, que él mismo cultivaba, unos gallineros sin animales, un almacén al aire libre, en el que se guardan materiales de derribo, y poco más. En el interior había un fogón hecho de ladrillos, una tina de madera, una cama de hierro “con tantos años como su propietario”, y unas cajas de madera, que sirven a la vez de mesa, despensa y armario para la ropa.

Por si no fuera poco,  Juan tuvo que abandonar su oficio de albañil al ir quedándose medio ciego, por lo que su huerto, y lo que pudiera ganar con alguna predicción que otra, eran por aquél entonces sus únicos medios de subsistencia.

Así vivía el hombre que miraba al futuro.


Merece la pena repasar lo que contó al periodista del Crónica cuando este le quiso sacar alguna predicción para el futuro, pues Juan se despachó con un relato que si bien erraba desde su inicio, tenía un curioso aire a historia de ciencia ficción muy próximo al “Esquema de los tiempos futuros” de H.G. Wells que precisamente se publico en español por aquellos años. Lo transcribo:


«Creen algunos que el mundo se prepara para una nueva guerra. Están engañados, porque ese conflicto no llegará a estallar.

»En su lugar, estamos abocados a una gran hecatombe, que no se podrá evitar. En lo sucesivo se registrarán mayor número de defunciones que de nacimientos. Muchas muertes lo serán por enfermedades conocidas: pero el número más elevado de defunciones tendrá por causas otros padecimientos desconocidos de la ciencia, y contra las que ésta no podrá nada.

»La Industria y el Comercio irán de mal en peor, y se cerrarán muchas y muy importantes factorías.

»Habrá grandes y graves desórdenes en casi todas las regiones del mundo, especialmente en las Repúblicas hispanoamericanas, en Alemania, Inglaterra, Andalucía y Cataluña. El grueso de los desórdenes se fijará en los Estados Unidos. Llegará un momento en que los Gobiernos intentarán utilizar a los presos en las faenas del campo.

»La mayor parte de los capitales serán retirados de los Bancos y ocultados en lugares seguros.

»La ley Marcial será declarada en casi todos los países.

»Habrá epidemias horribles, de las que serán víctimas los hombres, los animales y las plantas.

»En 1937 se formarán unas corrientes subterráneas, procedentes del golfo de Méjico, que llegarán a derribar o a inclinar los edificios más sólidos. Estas corrientes subterráneas harán desaparecer parte de Italia, Japón y Rusia; pero esto se compensará con la aparición de nuevas tierras, donde se cultivarán árboles y plantas de gran utilidad y belleza.

»En las nuevas tierras aparecerán unos árboles, a los que se llamará «pirámides», de grato aroma, que se percibirá a distancia, con flores parecidas a las magnolias y hojas que podrán servir como finísimo té o delicado tabaco. Estas tierras, como serán de carácter y condiciones privilegiadas, se poblarán inmediatamente, y sus habitantes llegarán a ser superiores en aptitudes y talento al resto de los hombres.

»Se aproxima la hora de la felicidad, en la cual habrá seres comprensivos, de clara inteligencia, sin odios, sin egoísmos, sin vicios y sin maldades. Nadie sentirá entonces deseos insanos, y los supervivientes de la época anterior que no quieran seguir este camino de dichas vivirán aislados, errantes, sin familia ni hogar, como seres anormales.

»En el año 1945 no serán precisos ni guardias, ni tropas, ni Audiencias, ni Prisiones.

»Se habrá descubierto una pasta destinada a la construcción, que suprimirá la mayor parte de los materiales conocidos, y tendrá todas las ventajas sin ninguno de los inconvenientes.

»Un aparato instalado en el hueco de las ventanas recogerá del espacio el gas necesario para la iluminación del inmueble y el combustible del fogón.

»Otro aparato, permitirá realizar viajes a distancias enormes en pocos minutos.

»Se conseguirá llegar hasta algunos planetas, y se comprobará que en la Luna no existe vegetación ni habitantes.

»Los hay, en cambio, en Marte y Venus, pero faltos de perfección, semisalvajes. Tampoco hay habitantes en Júpiter.

»En el año 1955 la perfección habrá llegado a términos insospechados.

»Habrá pocas enfermedades, pocas defunciones y pocos nacimientos. Para suplir esto último se habrá inventado la «madre artificial», que producirá seres humanos perfectos.

»El año 1960 será lo definitivo en felicidad.

»Los habitantes de la Tierra disfrutarán de comodidades, de bienestar, de alimentos y diversiones, y únicamente destinarán al trabajo dos o tres horas diarias, más que nada por recreo o diversión.

»Esta felicidad subsistirá hasta la transformación del mundo, hecho que ocurrirá al final del siglo XX, por efecto del fuerte roce de un planeta con la Tierra.

»No desaparecerá la Tierra, sino que en la mencionada transformación desaparecerán el Mediterráneo y algunas naciones europeas»


Como pasa con el relato de Wells al que me refería antes, esta visión de futuro nos puede resultar naif, curiosa y en ocasiones chocante. Pero es lo que había, y lo que seguramente, con sus variaciones, estaba en la cabeza de la mayor parte de las personas que, como Juan el brujo, a pesar de malvivir -o es posible que por eso mismo-, daban en pensar en el futuro. Y sorprendentemente era de manera muy parecida a como lo hacía uno de los grandes maestros de la ciencia ficción en su época.

Me cuenta un amigo que por Veruela, allá en su Aragón, existía la creencia de que sólo estaban expuestos al poder maligno de las brujas quienes tuvieran la mala fortuna de que durante su bautizo el cura confundiera alguna de las palabras rituales. ¿Y cómo saber si había ocurrido eso? Muy sencillo: se toma un cedazo después de las 12 de la noche -las brujas sólo tienen poder hasta esa hora-, y haciendo tres cruces sobre él, se mantiene suspendido en el aire por el aro con las puntas de unas tijeras. Al hacer esto, si el párroco falló en el bautizo el cedazo da vueltas por sí mismo, en caso contrario, permanece quieto.

Puro azar. 

Adivinación con tijera y cedazo en Galicia.