jueves, 16 de junio de 2016

La batalla de los pedos


Al hilo de las cometas y ensoñaciones que ayer lanzaba al viento en el Facebook, hoy les voy a hablar de un manuscrito ilustrado japonés al que llaman He-Gassen (屁合戦), o traducido al castellano "La batalla de los pedos". A lo largo del mismo se muestran diferentes "combates" entre personas con la única arma de sus pedos... Y a buen seguro que sabían atacar con ellos: los hay que derribaban al enemigo de su caballo, o lo que abrían un boquete en la mesa en la que el otro se parapetaba, así como quienes empleaban su fuerza en agitar grandes abanicos para desviar el tiro certero de sus enemigos... 

Con el viento seguimos, aunque este no nos traerá cometas, ni el aroma fresco de la brisa. 

Pero antes, nos ponemos rápidamente en contexto: la jerarquía feudal japonesa del periodo Edo, también conocido como Tokugawa (1603-1868), gustaba de llevar un costoso y agitado tren de vida, en el que entremezclaba el trinchado de miembros de clanes oponentes, con el gusto por disfrutar de artes de altísima delicadeza, tales como el teatro y la música, la poesía, y por supuesto las artes plásticas.

Todos conocemos, por ejemplo, el nivel de calidad de las ilustraciones de aquella época que han llegado hasta nosotros. Representaban paisajes, naturalezas o escenas cotidianas con una placidez y dulzura de vivir, que aún hoy en día logran ese efecto de envolvernos entre los cálidos brazos de sus evocaciones. Pero paralelamente a este, se desarrolló también un arte satírico, heredero de aquél cuyos orígenes se remontan al siglo XII, y a la obra del sacerdote budista Abbot Tōba Sōjō (1053-1140), célebre por sus caricaturas de animales llamadas Chōjugiga, que actualmente son considerados como el antecedente del manga.



El He-Gassen no parece tener un autor conocido, ni siquiera da la impresión de que haya sido obra de un solo autor. Físicamente es un rollo de pintura de algo de más de un metro de largo y casi 30 centímetro de alto. Se leía horizontalmente y de derecha a izquierda. Este formato, al que se llama Emakimono o Emaki, se empleaba con mucha frecuencia en aquél entonces para obras tanto de carácter satírico o pornográfico, como legendarias e incluso religiosas.

Pero esto del He-Gassen no es, ni mucho menos, una excepción. Por ejemplo: la leyenda de Hidetake  del siglo XV  contada en un emaki titulado Fukutomi Zōshī, o la historia de Fukutomi. En ella se relata la historia de Hidetake, un anciano que sueña una noche con Dosojin, una deidad sintoísta que cuida de los viajeros. Ésta le augura que si aprende a bailar al son de sus pedos, se hará extremadamente rico, cosa que hará mostrando su habilidad adquirida entre los más nobles señores de su tiempo, quienes admirados por el arte de Hidetake, lo cubren de todo tipo de riquezas.

Pueden ustedes ver el He-Gassen completo y en alta calidad aquí, e imaginar, mientras lo ven, el modo en el que disfrutaría allá por la fecha de su creación, a principios del siglo XIX, los señores feudales japoneses, con estos torneos de ventosidades a uno, dos, tres y más vientos. Todo un ejemplo de que cualquier tiempo pasado fue igual…



8 comentarios:

  1. "Ésta le augura que si aprende a bailar al son de sus pedos, se hará extremadamente rico"
    Me recuerda a Sancho digno gobernador de la Insula Barataria
    Juas
    Salud y buen fin de semana

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  2. Gran y oportuna referencia, doña Frine, que lo del airear a ritmos profundos al vecino es algo que debería ser patrimonio in-tangible de la humanidad.

    Disfrute del finde usté también

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  3. Aquí fue donde empezó lo de la capa de ozono.

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    Respuestas
    1. Si, aunque las vacas nos han llevado la delantera en esto desde el principio de los tiempos, juas!

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  4. Arrancan árboles de cuajo, incluso los envuelven en sacos para usarlos como bombas. Estamos viendo los albores de la guerra química. :)

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  5. Terrible... eso es! No hay más que ver lo encarnizado de sus peleas!

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  6. Iba a decir que esto sí que son armas químicas, pero se me han adelantado. Qué lejana esta cultura y que bien se llevan sin embargo dos países tan distantes como España y Japón. Me gustaría ver más exposiciones, que a buen seguro nos traerían vientos nuevos, espero que frescos.

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  7. Lo mismo espero con eso de los vientos !juas! Lo de las relaciones España-Japón es algo más que curioso... basta recordar algo tan sabido como lo de la expedición dirigida por el samurái Hasekura Tsunenaga a principios del siglo XVII que se vino a Europa a conocer al Papa, y algunos de cuyos miembros terminaron por asentarse en Coria del Rio y dar origen al apellido Japón.

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