miércoles, 1 de junio de 2016

Tartas y orinales


Poco podía imaginar  Louis Bourdaloue (1632-1704), jesuita de la corte francesa de Luis XIV, que la fama que se ganó con sus sermones iba a ser recompensada bautizando con su su nombre a un tipo de orinal muy especial, que aún hoy en día hace las delicias de los coleccionistas de antigüedades. Así es, cuentan que era tan grande su habilidad oratoria, otros hablan de tediosa charlatanería, que las personas que le escuchaban no querían perderse ni una sola palabra de sus sermones. Sea como fuere, el caso es que algunas de las señoras de la buena sociedad de entonces que acudían a escucharle,  empezaron a encargar a sus menajeros unos recipientes que pudieran esconder entre sus faldas, por si durante el interminable proceso oratorio del padre Bourdaloue sentían alguna necesidad perentoria.  
Esta necesidad tan especial hizo que el bourdaloue fuera dotado de un diseño ergonómico muy específico, de manera que servía lo mismo para aliviarse en cuclillas que de pie. Era oblongo, rectangular, o de forma oval, tenía un labio ligeramente elevado en uno de sus extremos y un asa en el otro. Los bordes curvados hacia adentro evitaban el herir las partes más delicadas.
Les ruego me disculpen si la imagen de Francois Boucher que les muestro a continuación les parece muy chusca, pero me la he encontrado durante el proceso de documentación gráfica de lo que les estoy contando, e ilustra con la mirada de la época, y muy a las claras, el modo en que se empleaba el curioso Bourdaloue.

No debió de ser muy extraordinario el caso del tal Bourdaloue, en cuanto a la incontinencia verbal que mostraba en sus sermones, si hacemos caso a la divertida, aunque también densa, crítica que hizo algún tiempo después el Padre Isla en su Fray Gerundio de Campazas:
“era obra de cierto fraile mozo, de estos que se llaman padres colegiales, el cual trataba en dedicatorias, arengas y cuodlibetos, por ser uno de los latinos más deshechos, más encrespados y más retumbantes que hasta entonces se habían conocido, y que había ganado muchísimo dinero, tabaco, pañuelos y chocolate en este género de trato; «porque al fin -decía en su carta el gimnasiarca- el latín de este fraile es una borrachera, y sus altisonantes frases son una Babilonia»”
Eso mismo, una borrachera.
Por cierto, que el “efecto bautizo” del bueno de Bourdaloue trascendió más allá de su vida, e incluso de su siglo, llegando a finales del XIX… Cuentan, de nuevo, que un pastelero, de nombre Lesserteur, ideó una tarta de peras y crema de almendras que no tardó en hacerse popular entre, una vez más, la “buena sociedad” parisina. Como al correr la voz entre quienes la probaban no había manera de llamarla de algún modo que facilitara su compra, alguien optó por lo más sencillo y práctico: ponerle el nombre de la calle donde se encontraba las pastelería de monsieur Lesserteur… Ese calle era la Bordaloue, llamada así en honor del ya tiempo atrás desaparecido jesuita de la corte de Luis XIV.
Por si fuera de interés, aquí dejo un enlace a una de las tantas páginas que explican la receta de su elaboración.
¡Buen provecho… y mejor digestión!

7 comentarios:

  1. Orinales y tartas de peras, vaya combinación tan sorprendente. La historia siempre es un caladero de noticias fantásticas pero lo tuyo es un don, querido amigo.

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    1. A poco que se tire suavemente del hilo de los hechos, da igual de cuales, aparecen cosas como estas. El don es vuestro, lo mio es fortuna por conseguir mantener vuestra presencia en mis cuadernos después de ya tantos años.

      Salud!

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  2. juas y rejuas, vamos que una como yo, me veo en la obligación de pedir una tarta "bodaló" y me arrean un orinal, y encima se descojonan de risa
    juas juas juas
    muy bueno Charles
    Un saludo

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    1. Y lo más original, seguro que usted ya se ha dado cuenta, es el "detalle ambientador" del grabado: fíjese en la rosa estratégicamente despistada en el suelo, justo a la sombra de bourdalou...

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  3. Me pregunto para que podrían utilizar esas damas lo que sobresale en la cabeza del asa.

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    1. anda queeeeee, en qué estaría yo pensando..... juas y rejuas, eso es un pecao

      Kisssss y kissssss

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    2. Me parece que sí, que intentando averiguar eso, vamos a pecar de pensamiento, juas!

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