viernes, 8 de julio de 2016

Les fous littéraires


En 1847 J. M. Bushel publicó “Point d'appui d'Archimède trouvé. Expérience pour ralentir et accélérer à volonté le mouvement journalier de la terre. Vérité du procès de Galilée”, en el que a partir de sus estudios sobre el punto de apoyo de Arquímedes, proponía una iniciativa revolucionaria para frenar y acelerar a voluntad el movimiento de rotación de la tierra: bastaba con hacer caminar a cien millones de hombres y más de diez millones de animales domésticos en dirección este. Así, "se verá que la aparición o desaparición del sol en el horizonte será atrasada o adelantada a voluntad".

Mas o menos por esos mismos años, el abad L. P. Matalène, en "L'anti-Copernic: Astronomie nouvelle", prueba de manera irrefutable que el sol no tiene un metro de diámetro, y que Venus lo tiene exactamente de 34 mm. Según manifiesta, la tierra es mayor que todos los cuerpos celestes reunidos, y ocupa, por supuesto, el centro del sistema solar … y del espacio. 

A diferencia del primero, el tal Matalene ha dejado un rastro en forma de varias obras que pueden consultarse en Gallica, los fondos digitales de la Biblioteca Nacional de Francia. Anatole France lo conoció, según se lee en “El señor Bergeret en París”:

"Mi madre nos llamó también para saludar al Señor Mathalène […] que tenía un rostro horrible. Nunca alma tan suave, no se mostró en una forma más horrible. Era un sacerdote proscrito, con el que mi padre se había reunido en 1848 en los clubes, y que consideraba por sus opiniones republicanas. Más pobre que mademoiselle Lalouette, se privaba de alimentos para poder imprimir, como ella, sus escritos. Los suyos estaban destinados a demostrar que el Sol y la luna giran en torno a la tierra, y que no son en realidad más grandes que un queso"

Les Cahiersde l’Institut international de recherches et d’explorations sur les fous littéraires” (algo así como “Cuadernos del Instituto Internacional de Investigaciones y Exploraciones sobre los Locos Literarios”), se dedica, con su nombre bien dice, al estudio de las obras publicadas por aquellos a los que define como “locos literarios”, autores que no han obtenido ningún tipo de reconocimiento ni de la comunidad intelectual, ni del público, la crítica, ni siquiera del mundo de la edición. De hecho, esto último se debe en muchas ocasiones a que los "locos literarios" publican por cuenta propia, y tratan en sus obras asuntos considerados inútiles, carentes de interés.

Los editores de estos cuadernos, se manifiestan herederos de una tradición iniciada en 1835 por Charles Nodier y su “Bibliographie des fous, de quelques livres excentriques”,  publicado en los números 21 y 23 del  Bulletin du bibliophile de aquél año, y continuada hasta esa otra referencia, obra del crítico literario belga que es André Blavier: Les Fous littéraires (1982) en la que se indexan a más de 3.000 “locos literarios y excéntricos de la literatura”.

Según este último autor, los "locos literarios" constituyen una categoría aparte, al margen también de místicos, visionarios, teosofistas et cétera, cuyas elucubraciones tiene otras motivaciones“que la prudencia nos aconseja no tratar de locura a la ligera". Blavier dedica especial atención al lenguaje de estos autores, "uno de los elementos más sutiles del psiquismo humano", subrayando que es "como el barómetro o el espejo de los trastornos psíquicos […] para el enfermo, traducir su pensamiento denuncia frecuentemente su estado" y señala: "Los enfermos menos afectados pueden aspirar a la prosa. La regla métrica es como un corsé, una ortopedia de la expresión. Más analítica, la prosa implica un mínimo de control y de vínculos lógicos, mientras que el poeta desenrrolla automáticamente la pelota de sus alejandrinos o de sus octosílabos, que son los metros más empleados. Un alienado criminal escribió a su médico jefe:

“Le escribo en verso, no se sorprenda,
en prosa no sé expresar mi pensamiento. "

Como ya habrá adivinado a estas alturas el agudo lector, Bushel y Matalene son dos de los autores incluidos dentro de este singular índice de “locos literarios”, que sobre todo en el siglo XIX y principios del XX, elucubran sin complejo alguno sobre la cuadratura del círculo, cosmología, física, filología, historia, mesianismo... o lo que haga falta.

Aún habiéndolo hecho en francés, también tenemos nuestro propio representante en esta colección de fous littéraires en la persona de Ignacio Fernandez de Henestrosa y Ortiz de Miono, marqués de Camarasa, entre otras cosas nobles. En 1925 publicó en Francia y España “Causeries brouettiques. Notes, croquis, schémas, dessins pour un traité historique, bibliographique, étymologique, philologique, théorique, comparatif, technique, philosophique, poétique, artistique, critique, sportif, touristique et pittoresque de la Brouette, par le marquis de Camarasa”, título que quedó abreviado en “Causeries brouettiques” que venía a querer decir algo así como “Charlas carretilleras”.

Se trata de una extensa obra: 540 páginas desordenadas, compuestas en imprentas diferentes, y dedicadas a ensalzar los valores y relevancia en nuestra cultura de la carretilla. El texto, acompañado de todo tipo de ilustraciones, copias de recortes y apuntes manuscritos, conduce al lector a través de la experiencia vital del marqués desde el día en que vio por primera vez una carretilla. A juzgar por lo que cuenta, debió de ser aquél un momento decisivo en su vida, pues a partir de entonces dedicó largas jornadas de reflexión a profundizar sobre su utilidad en la sociedad civilizada, las variantes que existen sobre tan prodigioso artefacto y los orígenes históricos de la misma…

Nullum magnum ingenium sine mixtura dementiae, …o nada mejor que hacer en algunos casos, añadiría yo. 

6 comentarios:

  1. No hay gran genio, sin un cierto toque de locura,... o cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas.
    Me ha hecho gracia la de hacer caminar a cien millones de hombres... claro que el tal Bushel, seguro que nunca ha estado en una reunión de vecinos con 20 personas, donde salen a relucir 30 opiniones distintas.
    ¿Quien le pone el cascabel al gato? ¿O mejor quien pone de acuerdo a cien millones de personas?
    Un saludo

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    1. Para mi que puede haber genio, locura,bastante de impostura y, sobre todo, si se pretende realmente conseguir algo, mucho trabajo... Nada de lo primero sirve algo si no existe esto último.

      Lo de los cien millones de personas marchando al unísono en dirección al este es de antología. Imagino que, además, habría que buscar una extensa estepa para hacerlo, pues en caso contrario, la cosa sería un tanto complicada...

      Saludos!

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  2. O sea, que los locos literarios que escriben poesía son los peores. Habrá que darse por aludida...

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    1. Sabe usted que hay diversos tipos y niveles de locura, y hay algunos -el que produce la poesía, por ejemplo-, que es mejor tenerlos que no haberlos sentido nunca ¿o no?

      Salud!

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  3. La locura, que impregna todas nuestras actividades, no podía dejar de lado a la literatura, pero no sé quién es más loco, sin quien escribe o quien lee.

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