miércoles, 4 de marzo de 2015

!De otras peores hemos salido!



Hablaba ayer de mirar al futuro con optimismo. Aquí podría haber un motivo para ello. ¿O no? 

Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, y se me ha quedado un cierto sinsabor al profundizar en el mensaje de una exposición que, bajo el título !De otras peores hemos salido!, organizó la Junta de Castilla y León el pasado 2014.

No se si será que Radio Esperanza no es mi emisora favorita, y de ahí mi desconfianza hacia todo lo que se envuelve con un hermoso lazo de colores. O que me quedo con la idea de que me quieren volver un conformista, argumentando que, a pesar de mucha crisis, hubo quién ha vivido peor... y mejor también.

Sin embargo, recomiendo una visita al catálogo, plagado de magníficas imágenes del pasado y conmovedores datos de lo que pasamos no hace tanto tiempo. Por ejemplo:
  • La esperanza de vida los españoles se situaba por debajo de los 30 años en 1880; en 1940 estaba en los 50 años y al finalizar el siglo XX era ya de 78 años.
  • Durante los años 40 y 50 del siglo XX, el pan blanco, los zapatos de cuero y la carne fueron un artículo de lujo para la mayoría de la población española.
  • En 1900, la media semanal de trabajo de la población obrera en España era de 64,8 horas y en el año 2000 de 36,1 horas.
  • Únicamente las generaciones nacidas en democracia a partir de 1978 han estado escolarizadas en su totalidad entre los 5 y los 15 años
  • El 63% de los españoles eran analfabetos a comienzos del siglo XX. En 2005, la tasa se redujo hasta el 2,15%
  • La asistencia sanitaria alcanzaba al 22% de la población española en 1945 y al 50% en 1964.Únicamente con la llegada de la democracia se logró la asistencia sanitaria pública universal
En la foto de Aurelio Pérez Rioja, el "Tío Melquiades" nos observa desde 1909 sentado en el Espolón de Soria, ignorando, seguramente, que cien años después iba a ser mostrado como paradigma de la esperanza. Así son las cosas.

8 comentarios:

  1. Algunas de esas situaciones las he vivido yo y por eso, quizá, tiendo a relativizar algunas cosas. Incluso creo que cierto grado de carencia es beneficioso. Me explico. Hace unos días, un periódico local hablaba de que se estaban asistiendo en las urgencias pediátricas de un hospital 200 niños diarios y que las camas estaban saturadas. Me pregunto entonces cuantos de esos niños vuelven a su casa, después de análisis y pruebas, con el diagnóstico de un simple catarro, que se podría haber solucionado con una aspirina infantil. Y cuantos de los que permanecen unos días ingresados para más análisis y más pruebas, salen de allí traumatizados por los pinchazos y las batas blancas, sin haber encontrado en ellos nada mínimamente grave. De todo eso nos libramos los niños durante muchas generaciones por no tener más urgencias que la Casa de Socorro para las fracturas y el médico del barrio cuando el catarro duraba demasiado.

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    1. Precisamente hace poco comentaba esto mismo que ahora tu dices. Uno se queda con la sensación de que hemos pasado de un extremo a otro, y si antes te despachaban a casa con remedios que la mayor parte de las veces te eran conocidos antes de entrar al médico -guardar cama, leche caliente con miel, etc... y, en el peor de los casos, una visita al temido practicante-; ahora, por contra, es un continuo peregrinar de un especialista a otro, de prueba en prueba y manejando diagnósticos y dolencias que estoy seguro antes ni se consideraban... La pregunta es clara, ¿dónde queda la medida exacta?

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    2. En la sensatez propia y la del médico, primero la propia. Como a mí nunca me llevaron al médico por un catarro, a estas alturas de la vida tampoco voy y el catarro discurre habitualmente por sus cauces naturales. Si en alguna ocasión se saliera de madre, entonces llegaría el momento de ir al médico y le tocaría el turno a él de ser sensato.

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    3. Así es, pero puede pasar que, de paso que se mira a la que se ha salido de madre, le recomiendan que vaya a un especialista a ojear a otra que a ellos les parece que debería controlarse... Por no hablar de los colesteroles, etc...

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  2. 36,1 horas???, para quien trabajo yo horas sin saberlo???

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    1. Seguramente para el padre estado, querida amiga, que para eso nos tutela a todos, incluso a quienes simula no conocer que existen...

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  3. Malo, malo,malo cuando hemos de recurrir al pasado para congraciarnos con un presente que, a ratos, se tambalea y curva señalando un futuro desdibujado.

    La vida es siempre Presente con raíces cimentadas en el Pasado. La lógica explica que las raíces ancladas en la tierra sustentan un tronco que se eleva... Salvo que hay Presentes con tallos quebradizos que se mantienen pegados al suelo, cuasi reptando, apenas separados de las raíces.

    También se entretiene la lógica en comentarnos que vivimos mejor que nuestros ancestros inmediatos, que cada generación se desenvuelve mejor que la anterior... Sólo que yo, aun no siendo pesimista sino lo contrario, sigo viendo gentes cuyas vivencias y situaciones apenas se distinguen de las de sus mayoes.

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    1. Ese mismo malo, malo, malo es el que pretendía entonar yo. Así lo veo, como una extraña y sospechosa manera de congraciarnos con este presente que nos han dado quienes pueden hacerlo.

      Lo triste, en mi opinión, no es sólo que haya personas cuyas vivencias en nada se diferencien de las de sus mayores, si no que lo hagan en el mismo espacio político y social que ocupan quienes los mantienen en esa situación para poder ellos mirar al pasado con esa lejanía.

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