Robert Doisneau (1912-1994), “el cazador de imágenes”, es célebre sobre todo por su fotografía más popular e imitada, la que se conoce con el título de “El beso". Pero si se escarba un poco más en su obra, se irá descubriendo que esa búsqueda de la espontaneidad, de la autenticidad de lo representado, era una constante en este fotógrafo francés con la que obtuvo magníficos resultados.
Como muestra un buen ejemplo dentro de su repertorio.“Un regard oblique” (“Una mirada oblicua”) es una serie fotografica realizada por Doisneau para que formara parte de un artículo de la revista LIFE publicado en 1948. La idea era captar con su cámara las miradas, muchas de ellas "oblicuas", de los paseantes ante un cuadro, subido de tono para los cánones de aquella sociedad, expuesto en la vitrina de la Galería Romi, situada en la rue de Seine, París (Francia).
Para que el experimento tuviera el efecto deseado, Doisneau escondió su cámara en una vieja silla que se encontraba en el interior de la galería, de manera que pudiera captar la reacción de los transeúntes, sin que estos fueran conscientes de ello, ante la exposición de una obra pictórica que representaba el cuerpo desnudo de una mujer.
En la serie vemos a una respetable dama asustada por lo que está expuesto en público; un gendarme que parece repasar de memoria el repertorio legal por si eso fuera constitutivo de delito; un hombre que oculta su mirada tras un voluminoso paquete; la pareja joven en la que ella observa divertida la imagen, mientras él retira con cierto rubor la vista hacia otra obra; un respetable matrimonio de clase media en el que la mujer comenta con su marido los pormenores de un lienzo, mientras él, poco atento a sus explicaciones, desvía subrepticiamente la mirada hacia el lienzo de la mujer desnuda...
La serie de Doisneau ha dado pie a diversos estudios sociológicos relacionados con los usos de aquella época. De hecho se ha empleado en multitud de ocasiones para ilustrar lo que se denomina "la política sexual de la mirada", y en otras tantas para mostrarnos cómo todo un universo de identidades que se cruzan por la calle un día cualquiera, pueden reaccionan ante una situación muy concreta de maneras muy diversas. Por ahora.