miércoles, 23 de septiembre de 2015

αέρα στα πανιά μας


Les voy a hablar de este navío de tres mástiles con velas desplegadas, abundante artillería, y un elegante mascarón de proa ¿Les dice algo?

Su nombre era Joly, una fragata de 36 cañones que salió allá por el año 1684 del puerto de La Rochelle, escoltando a otras dos fragatas, la Belle y La Aimable, y al queche Saint-François. Transportaban colonos, alimentos y soldados, en una expedición que, encabezada por La Salle, marchaba a colonizar la Louisiana.

Pero hagamos como con la pipa de Magritte: eso no es un barco, es el dibujo de un barco, y si lo amplían y se fijan bien en él, verán que hay unas notas manuscritas a la derecha y a la izquierda en francés, en una letra que -como se dice en la ficha del archivo que lo conserva-, está muy desvaída. 

Intentemos leer lo que dice a la derecha:
"Monsieur. Je ne sauve pas quel sorte de gens vous etes / nous sommes francaises nous sommes par/ mi les sauvages nous [...] bien etre / parmi les cretiens comme nous sommes / nous savons bien que vous estes de espa[...] / nous ne savons pas sy vous nous batiries pas / retirane[...] nous sommes bien fac[...] tre par / mi les betes comme cela quy ne cruet ny dye[...] / ny rien mesyeur vous nous voles relires vous [...] / que envoyer vu [...] comme nous navons que / faire [...] rien si toto que nour renderons / mesieur se suys [votre] tres humbles e tres obbissan serviteur / Jean Larcheveque / Ba Bayonne".
El texto de la izquierda, más breve, dice:
"Nous avions / bales cela [...] aus thomas / qui vous a porter / nous sommes de [...] garsons / [...] oblies / [...] je suis votre [ser]viteur / [...]".
La expedición organizada por René Robert Cavelier, Sieur de La Salle, partió de La Rochelle el 24 de junio de 1684, con el objetivo de encontrar la boca del Misisipi para establecer allí un asentamiento permanente, que sirviese de punta de lanza para apoderarse de las minas del Parral en Nueva Vizcaya.

La salida debió de ser de las de postín, a juzgar por la repercusión que tuvo, la cual mereció incluso que se recordara 150 años después, cargado de romanticismo, en "Expédition", obra de Theodore Gudin, que recuerda un poco a esos cuadros de barcos, escenas de caza o caballos corriendo por las campiñas, que antiguamente adornaban muchos comedores. Se lo pongo aquí debajo para que comparen y se hagan una idea de la diferencia: el Joly es el barco más cercano de todos, a su izquierda está la Belle y el Aimable a la derecha. Es posible que cuando Gudin pintó este cuadro en 1844, olvidara queriendo o sin querer al Saint Francois... Al fín y al cabo, no era más que un queche.


El dibujo que nos ocupa estuvo en poder de Jean L'Archeveque, que además fue quién escribió el texto y lo firmo, y de Jacques Grollet, ambos originarios de Bayona, y supervivientes de una expedición que terminó en catástrofe. 

Catástrofe que uno de ellos ayudó a provocar al ser cómplice de un asesinato.

Vayamos por partes. Impresiona descubrir lo que uno puede encontrar cuando empieza a tirar del hilo en hallazgos que inicialmente se reducían al documento que encabeza este texto, y la transcripción de lo que en él se había manuscrito. Impresiona y provoca ciertos reparos, pues llega el momento en que la información que va apareciendo se acumula de tal manera, que la escritura de algo que pretendía reducirse a unas pocas líneas, empieza a volverse una tarea demasiado complicada, si se quiere mantener alguna coherencia y ser además ameno. 

Jacques Grollet navegaba en el Aimable, que naufragó en la bahía de Matagorda, en lo que hoy es Texas. Poco antes, la expedición había perdido el Saint-François a manos de unos corsarios españoles a la altura de La Española. Con ambos barcos, se perdió la mayor parte de los víveres y útiles que llevaba la expedición para garantizar la supervivencia de los colonos que transportaban.

El comandante del Joly, Tanguy Le Gallois, se enfrentó a La Salle intentando convencerle de que renunciara a seguir adelante con una expedición que parecía estar condenada al fracaso. Pero La Salle lo rechazó, y el del Joly decidió regresar a Francia con el personalde a bordo que desertó.

La Salle se quedó sólo con un barco, La Belle, y los marinos supervivientes del Aimable, por lo que se vió obligado a establecer un asentamiento, el fuerte Saint-Louis cerca de Victoria, Texas. Pero también perdió ese último barco, al hundirse, este también, en la bahía de Matagorda, mientras buscaba la boca de entrada al Misisipi en febrero de 1686.

Aquí lo tienen tal y como lo encontró una expedición arqueológica en1995, en lo que entonces se consideró uno de los hallazgos más importantes de la arqueología submarina. Es curiosa la cobertura que se ha dado a lo que ocurrió con este barco, pues además de lo relativo al hallazgo de sus restos, existe por lo menos un libro titulado "Thewreck of the Belle, the ruin of La Salle", el cual curiosamente tiene como autor a un tal Robert S. Wedle quien también escribió “The Wrecking of La Salle's Ship Aimableand theTrial of Claude Aigron”. Vamos, que el tema no sólo no es nuevo, si no que también ha dado mucho de sí.

Durante los dos años siguientes, la expedición pasó todo tipo de penalidades en su fuerte de St. Louis, quedando la colonia inicial de 180 personas, reducida a 40. Sabemos que, además de las numerosísimas muertes habidas a manos de los indios, luchas internas y epidemias, los hubo, como el naufrago del Aimable Jacques Grollet, quienes desertaron y marcharon a vivir entre los Caddo, confederación india que ocupaba el noreste de lo que hoy en día es Texas.

El 19 de marzo de 1687, La Salle sale en busca de víveres acompañado por 16 hombres, entre los que están su hermano mayor Jean Cavelier, sacerdote, Colin Crevel de Morang, su sobrino, HenriJoutel, su hombre de confianza y nuestro conocido Jean L'Archeveque. No me queda totalmente claro cómo, pero los hombres se amotinaron, y empleando a  L'Archeveque como señuelo, tendieron una trampa a La Salle y lo asesinaron.

Desanimados por el motín y asesinato de La Salle, Joutel, Cavelier y los pocos fieles que quedaban, decidieron abandonar al resto de la expedición y machar al norte, en dirección a Québec. Según google maps, hay una distancia entre Navasota, en cuyas cercanías fue asesinado La Salle, hasta la ciudad canadiense, de 3230 kms., que imagino atravesaron penosamente, en largas jornadas y vigilando de no ser atacados por las diferentes tribus indias que habitaban las tierras por las que pasaban. Joutel escribiría muchos años después “Journal historique du dernier voyage que feu M. de La Sale fit dans le golfe de Mexique”, que, según cuentan quienes lo han leído, además de ser el relato más fiable de lo que en esa expedición ocurrió, proporciona la información escrita más antigua sobre historia natural y etnografía de la parte central de América del Norte. Tanto ustedes como yo, podemos leerlo aquí.

Atrás quedaron los 25 habitantes del fuerte San Louis, hasta que en 1688 los indios Karankawa masacraron a los adultos, llevándose consigo a los cinco niños que quedaban como cautivos.

También quedó atrás Grollet, que vivía entre los Caddo, no sé hasta que punto ajeno a todo lo que había pasado... Y L'Archeveque, quien por participar en el asesinato de La Salle, no marchó con la expedición de Joutel y pasó un tiempo entre los Hasinai, parientes ligüísticos de los Caddo. De hecho, la palabra que utilizaban estos últimos para denominar a los primeros era Táysha -"amigos"-, y fue ese Táysha el que los exploradores españoles convirtieron en el nombre de lo que sería aquél territorio: Texas.


En algún momento del año 1689, L'Archeveque encuentra a su paisano Grollet, y abandonan a los Caddo para volver al fuerte St. Louis. Según contarían después, lo único que encontraron fue los cadáveres de los 20 colonos masacrados por los Karankawan, los enterraron, y decidieron abandonar aquél lugar por la vía más rápida: pidiendo ayuda a los españoles que se encontraban muy cerca de allá.

La última parte de esta historia se cuenta entre otros libros en "FromAWatery Grave: The Discovery And Excavation Of La Salle's Shipwreck" y "El virreinato: expansión y defensa". En ellos se cuenta que Juan Isidro de Pardiñas, gobernador de Nueva Vizcaya, tuvo noticias por unos misioneros de que unos indios Cíbolos les contaron que algunos franceses andaban comerciando por la zona de lo que actualmente es Texas. Al poco, supieron por un Txacalteca de que había encontrado un francés que vivía entre unos indios cerca de Río Grande, a quién acataban y reverenciaban como a un rey.

Recurriendo a sus informadores, el gobernador Pardiñas tuvo noticias por Juan Xaviata, jefe de los Cíbolos y Jumanos, y aliado cristianado de los españoles, de lo que había visto al internarse en Texas para informarse sobre los rumores acerca de las existencia de aquellos extranjeros. Xaviata contó que los moros -así llamaba a los franceses-, ya habían muerto, porque los Karankawan los había masacrado. Que se decía no haber quedado uno sólo, pero que se sospechaba que entre los Texas -Táysha- vivían cuatro o cinco. Que había visto objetos de los franceses, algunos de los cuales vestían o usaban los Karankawan, y tomó los que pudo para enseñarlos al gobernador Pardiñas. 

Por último, Xaviata informó al gobernador Pardiñas que hallaron y conversaron con cinco de los franceses que quedaban. Expresaron estos sus deseos de ir con ellos para llegar donde estaban los españoles. Que hasta llegaron a acompañarlos en su viaje de retorno. Mas, al tercer día de marcha se arrepintieron y volvieron con los Texas, no sin recomendar a los Cíbolos que comunicaran a los españoles de su presencia entre esos indios, solicitándoles que los rescataran. Fue entonces, según cuenta Xaviata, cuando le dieron aquél pergamino con un navío dibujado, en el que habían escrito previamente una demanda de auxilio. Este no es otro que nuestro navío de tres mástiles con velas desplegadas.

El resto está ya más documentado, ambos franceses entran en contacto con los españoles y son conducidos a la ciudad de México. No sabiendo muy bien que hacer con ellos, fueron arrestados y enviados a España, donde pasaron prisión durante cerca de tres años. Al cabo de dicho tiempo, se les dio libertad a cambio de servir a la corona española en las tierras donde habían sido capturados.

L'Archeveque, españolizó su nombre, pasando a ser Juan de Archibeque. Casó en dos ocasiones, tuvo varios hijos, y alternó su carrera militar, en la que alcanzó el grado de capitán, con la de próspero comerciante en la zona de Santa Fe, Nuevo México. Murió en 1720, durante una campaña militar contra los indios Pawnees.

Grollet también se instaló en Nuevo México, casó y españolizó su apellido, pasando a ser Gurules. Según dicen, debió de tener mucha descendencia, a juzgar por el hecho de que dicho apellido es actualmente muy común en la zona de Albuquerque.

El recuerdo que vino a mí de los "Naufragios" de Alvar Nuñez de Cabeza de Vaca, cuando me encontré con este documento que guarda el Archivo General de Indias, me animó a conservarlo y, hoy, que tengo ganas de hablar de vientos y vidas pasadas, dejar estas líneas que preceden.

Y llegados a estas alturas, los valientes supervivientes de las terribles mareas que inundan de letras este cuaderno dirán -!Vale, todo esto me parece muy bien! ¿pero a qué viene el desvarío del título?

Pues viene a ser como un deseo o un manifiesto. Una respuesta a mi anotación anterior, en la que hablaba de viajes no deseados. Ahora los que tengo por delante vuelven a ser brillantes y prometedores, planificados o inesperados, pero siempre alimentados por el deseo de la aventura y el conocimiento compartido con quienes han tenido la generosa voluntad de acompañarme.

Por eso, solo nos queda esperar aquello que ya pedían a los dioses los marinos que descubrían el viejo mediterráneo:

αέρα στα πανιά μας
!Viento en las velas!