jueves, 2 de noviembre de 2017

Hacia las entrañas del abismo


Buscando algún rastro sobre la vida de un arponero vasco al que estoy siguiendo los pasos, he dado con un curioso documento que dejo por aquí.
A finales de 1838, la ballenera "Royal William" salió de la costa este de los Estados Unidos hacia el Atlántico sur y el Océano Indico. El barco era capitaneado por un tal Jephthah Jenney, magnífico nombre para un personaje de este tipo, que anotó detalladamente en su libro de registro lo que ocurría diariamente en la William a lo largo de los dos años de navegación: información sobre el clima, coordenadas de ubicación, incidentes entre los tripulantes, avistamientos y números, muchos números y datos técnicos...
Para llevar una mejor contabilidad de sus capturas, Jephthah dibujaba una ballena al margen de la anotación de aquél día. Si mostraba en la ilustración una con dos colas, quería decir que habían matado una segunda ballena, pero que "se hundió" antes de que pudiera ser capturada por la tripulación. 

Lo de hundirse era algo que, a diferencia de los cachalotes, pasaba con algunas especies de ballenas cuando morían, aunque es posible que se refiriera también al hecho de que se sumergiera intentando una huida final en la que arrastraba consigo a sus captores a los más profundos abismos del océano.

8 comentarios:

  1. No he encontrado nada referente al ballenero, aparecen cosas por esa mismas fechas referentes al vapor con el mismo nombre que atravesó el atlantico, y que luegon vendieron a españa y que renombraron como isabel II, pero nada mas, exceptuando una pagina de anticuarios donde tienen esa imagen y otras del diario de abordo, ya nos contará

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tal Jephthah Jenney es muy difícil de seguir, pero no era a él a quién buscaba. Mas bien me lo he encontrado por el camino, y me ha parecido tan digno de contar que lo he traído aquí por si fuera del interés de ustedes.

      Si que es curioso que la ballenera compartiera nombre con un vapor que en aquellos mismos años fue el primero en cruzar el Atlántico, y terminó vendido a la armada española. Ya entonces inventaban ellos...

      Salud!

      Eliminar
  2. Ballenas... Diarios de a bordo... Me suena todo a los libros "de aventuras" que leía cuando se me quedaron cortos los cuentos y no tenía edad para narrativa más seria.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Curiosamente, al paso de los años, terminé con una bitácora llamada Macasar, que también es un nombre de libro de aventuras.

      Eliminar
    2. Siempre he tenido serias dudas sobre el modo en que podría definirse aquello que llamamos "literatura seria" ¿Es en contraposición al concepto de entretenimiento? No creo que debiera ser así...

      "Macasar" puede sonar hasta a nombre de barco pirata. Es muy plástico y sonoro a mi modo de ver.

      Eliminar
    3. Yo no la contrapondría con el entretenimiento, pero a una niña de 8 años no le puedes dar a leer a Galdós por muy entretenido que sea, porque se aburre como una ostra.

      Eliminar
    4. Esa valoración puede tener sentido así, pero yo la exponía a la inversa: ¿los libros de "aventuras" son menos serios que una novela de Galdós, por ejemplo?

      Eliminar
  3. A falta de conocer las aventuras balleneras del arponero norteño, calquier relato protagonizado por esos grandes cetáceos siempre termina relacionándose con Melville. O con el episodio marino de Pinocho y Geppeto, si rebajamos la edad lectora, en tiempos sin más armas de conocimiento del mundo que las enciclopedias.

    ResponderEliminar