Ahora que comienza un nuevo año, creo que ha llegado para mí el
momento de encontrarme con mi vaca, de darle un fuerte abrazo como lo hace Fernandel
en “La
Vache et le prisonnier”, y cerrar estos casi tres años de búsqueda de mi
fiel compañera a lo largo de las 93 entradas -94 con esta-, que fuí dejando en
este blog.
No me queda mucho para cumplir los 13 años blogeando, pasando de uno a otro
a lo largo de cinco cuadernos como éste a los que antes llamábamos bitácoras. Y
esta memoria de lo ya hecho, sin saber muy bien por qué, es algo que viene a mí
cada vez que me planteo el dejarlo de una vez por todas. Supongo que con la
edad uno se pone blando y sentimental, y le toma cariño a lo de dejar escrito
lo que le viene a la gana o la curiosidad de vez en cuando... Quienes me
conocen algo de este y de anteriores cuadernos, saben de mi manía por
reinventarme y reaparecer en otro lugar. Eso es: tengo ganas de cambiar algunas
cosas en lo que hacía y empezar una vez más. Así supongo que lo haré. Y pronto.
Mucha salud a todos.