Quiero pensar que una representación en la que vamos a encontrarnos con
Cthulhu, la estación espacial MIR, la Bounty
y el Potemky, referencias al capitán Nemo y a la toma de la Bastilla, va a hacer que este esfuerzo
en la selección del reparto rinda la curiosidad de más de un despistado
lector sobre la entrada serie B que comienza ahora.
Dicen que las coordenadas 45º52.6S,
123º23.6W, corresponden con un lugar en el Océano Pacífico que es el más remoto de nuestro planeta, el más alejado
de cualquier masa de tierra. Por ello le han dado familiarmente el nombre de “Punto Nemo”, y de manera más técnica el
de Polo
de inaccesibilidad del Pacífico. El caso es que el PIP, estando tan
lejos de nosotros, no ha podido evitar a lo largo del tiempo ser depositario de
nuestra impronta, de lo mejor y lo peor del ser humano.
Y si no, que se lo pregunten a
las agencias espaciales de Rusia, Europa y Japón que lo usan como "cementerio espacial". Más de
un centenar de objetos que circulaban más allá
de la atmósfera, han sido dirigidos a este punto cuando iban a ser
desmantelados. Así que en las profundidades de estas aguas, si alguien es capaz
de llegar hasta allá, uno puede encontrarse fragmentos de satélites, e incluso
restos de la estación espacial Mir.
En las entrañas de aquellas
remotas aguas hay de todo. De hecho en 1997 unos oceanógrafos grabaron un
sonido misterioso cerca de este del Punto Nemo, lo cual provocó, especialmente
en los amigos de lo misterioso, mucha expectación e incluso temor, aunque no tuvieran
previsto pasarse por ahí. El sonido en cuestión fue bautizado como "El Bloop", y era más fuerte
que el emitido por una ballena azul, lo cual hizo que se especulara rápidamente
con la posibilidad de que fuera producido por un desconocido monstruo marino…
Al final, se demostró que se trataba del sonido que provenía de icebergs
agrietándose. Pero bueno: que no hay que creerse la verdad si la ficción resulta
más entretenida y enriquecedora.
Que me lo pregunten a mí, y seguramente a unos cuantos de ustedes, pues esta inmensa soledad, 66 años antes
de ser catalogada como el Punto Nemo de nuestro planeta, ya había sido elegida por H.
P. Lovecraft para situar en ella R'lyeh, el hogar de Cthulhu, la ya entrañable
y legendaria criatura de rostro con tentáculos.
“Allí yacían el Gran Cthulhu y
sus hordas, ocultos bajo bóvedas cubiertas de fango verdoso; enviando de nuevo,
tras incalculables ciclos temporales, aquellos pensamientos que extendían el
miedo por los sueños de los más sensibles, a la vez que apremiaban a sus fieles
a lanzarse en pos de un peregrinaje por su liberación y la restauración de su
imperio en la tierra...”
Sigamos. Menos de dos meses antes
de la toma de la Bastilla en París en aquél año de 1789, tuvo lugar aquí, en
nuestro Punto Nemo, un hecho que por haber ocurrido a un grupo de británicos, podemos
considerar de gran relevancia histórica. Se trata del famoso motín del Bounty,
cuyo renombre y popularidad me ahorra el tener que entrar a los detalles para
explicarles qué es lo que ocurrió con aquél barco de la armada de su graciosa majestad.
Valga con decir que los hechos
que todos conocemos ocurrieron en las inmediaciones del Nemo. Bueno, para ser
sinceros algo más cerca de las islas Tafoa. Sin duda aquél era lugar muy a
propósito para amotinarse. En cierta manera predisponía a ello. Aunque no lo
era tanto para ser abandonado como le ocurrió al capitán William Bligh,
teniendo en cuenta que el lugar de tierra más cercano a nuestro punto no es
otro que la Isla Ducie -una de las Pitcairn-, a nada menos que 1.600 km…
Lo del Bounty ha tenido siempre
para mí un paralelismo con lo que ocurrió en el Potemky, por ser aviso de lo
que pasaría poquísimo después en tierra, en Francia en este caso, y en modo de
revolución. Supongo que la marinería de aquellos tiempos revueltos, como ocurriría
fallidamente después también en Kronstadt, era la depositaria de ideas y
experiencias que circulaban de un lugar a otro. De hecho, eran su vehículo
transmisor y quienes a su vez observaban con mayor distancia lo que ocurría en
sus propios hogares. La ausencia otorga este don.
El caso es que leídos una buena
porción de párrafos, el paciente lector puede preguntarse a dónde quiero
llevarle, y eso será lógicamente porque no he sido capaz de hacerle ver que a
ninguna parte. A mi Punto Nemo particular. Pues toda esta divagación viene a
cuento de mi encuentro con un curioso grabado que representa el momento en que
el capitán William Bligh es abandonado a su suerte en el océano por la
tripulación del Bounty. Digo lo de curioso porque sorprende ver ilustraciones,
como la que encabeza este texto y que es obra de Robert Dodd, que son de fechas
tan tempranas como la de 1790, el mismo año en que tras muchas penalidades llegó
el capitán Bligh a Inglaterra y relató su versión de lo ocurrido.
La que muestro aquí abajo, me
resulta más interesante todavía, pues es del mismo año 1790, pero de autor
francés, Pierre Ozanne, y fue la que me sumergió en todas estas reflexiones el
día en que me la encontré en una librería de viejo. Supongo que quien
finalmente se la lleve, tendrá la posibilidad de viajar a aquella ninguna parte
en la que todos nos encontramos en algún momento.
Suerte tienen algunos astronautas de que sus compañeros no se amotinen y les envíen a ese punto; parece que de momento se contentan en mandar chatarra. En una zona "relativamente" cercana está la Isla de Pascua, que cuenta con una de las pistas de aterrizaje más largas del mundo, precisamente por si las lanzaderas espaciales tenían que hacer algún aterrizaje de emergencia.
ResponderEliminarNo solo nos has llevado a buen puerto (nos has hecho meditar) sino que lo hiciste muy bien.
Curiosamente los humanos que suelen estar más cerca de este punto son los astronautas de las estaciones espaciales que orbitan alrededor de la tierra, pues ahí arriba están a poco más de 400 kilómetros, mientras que la masa terrestre habitada más cercana lo está a más de 2.000...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
Saludos!
Recuerdo la película, en que Marlon Brando empezaba a estar canalla. Esa película tenía muchos detalles de aventuras. Pero recuerdo uno en particular. El guapomán se da cuenta que una isla que descubrió Cook, (quiero recordar) está mal situada en la carta oficial, y que quedaba fuera de ruta, por lo que era como un punto negro perfecto donde esconderse... como ahora hacen la nasa y compañia juas....
ResponderEliminarHay que verla
Kissss y Kissss
Creo que fue a través de esa pelicula que tuve conocimiento del hecho y de algo más importante: de ese concepto ilustrado e idílico que se tenía de la vida de los nativos de aquellas islas. Eso me parce que lo reflejaba bastante bien, porque seguramente lo hacía sin darse cuenta. Hedonismo en esta casi puro en el otro extremo del planeta, como no. En aquella ninguna parte.
EliminarSi, hay que revisarla.
Salud!
Qué lástima que en esa equidistancia de todo transformada en escombrera espacial no haya posibilidad de soñar al Nautilus en una mágica y paradisíaca profundidad iluminada por la imaginación de Verne.
ResponderEliminarQuizá sea por eso mismo, por su equidistancia, por lo que se ha hecho de ello corazón de leyendas en el pasado y escombrera de lo innecesario en el presente.
EliminarSaludos!
Me da la sensación de que el autor de la segunda ilustración conocía la primera... o al revés, pues hay muchas coincidencias entre una y otra.
ResponderEliminarHay que tener en cuenta que representan el motín y uno de sus capítulos, que es el del abandono del capitán en medio del océano. El acento de las noticias estaba en ello. Pero seguramente también hubo inspiración, o copia descarada, de unos a otros. Al fin y al cabo, eran del mismo gremio: noticias gráficas.
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