viernes, 7 de julio de 2017

Surtshellir


Surtshellir es una cueva que se encuentra en un alejado rincón del oeste de Islandia, en un lugar donde sólo el fragor de las erupciones volcánicas ha roto el profundo silencio que acompaña al quejido del viento que irrumpe desde la costa.

A pesar de encontrarse en un lugar tan remoto, su existencia no ha dejado de estar presente desde el mismo inicio de la historia escrita en aquella isla. La menciona el Landnámabók (Libro de los asentamientos), manuscrito del siglo XII, que detalla el modo en que fueron colonizando los vikingos aquella isla a lo largo de los doscientos años que corrieron entre los siglos IX y X. 

De esta época se cuenta que la cueva y todos sus pasadizos eran utilizados como refugio por bandidos, desterrados y parias de todo tipo, que empleaban el lugar como base para realizar incursiones de pillaje en las granjas y aldeas más próximas. Durante mucho tiempo, Surtshellir fue una fuente de temores y supersticiones para los islandeses que habitaban las montañas de las inmediaciones. 



Todo esto terminó oficialmente con la ilustración, en concreto con la visita que hizo Eggert Ólafsson, estudioso de la cultura islandesa, quién documento su visita al lugar en un viaje que hizo a la región allá por el año 1750. Desde entonces, no se volvió a mencionar la presencia de bandidos, ni la de seres sobrenaturales como aquél Surtr, gigante de fuego que era soberano de las entrañas de la tierra, que había prestado su nombre a aquella cueva. Seguramente sólo junto a los fuegos de los hogares más apartados seguía hablándose de los peligros de aquél acceso a las entrañas de la tierra. 

Los grabados que acompañan a este texto son del año 1836 y de la mano de un tal A. E. F. Mayer, del que desconozco absolutamente todo. Supongo, o prefiero imaginar, que tomó las notas para las ilustraciones del natural. Quién sabe... Pero su representación de Surtshellir me ha cautivado profundamente. Es más, sin saber inicialmente de qué se trataba, ha traído a mí la referencia a una de esas lecturas por las que, al ser muy tempranas y entusiastas, guardo un especial afecto: se trata, claro está, del Viaje al Centro de la Tierra. 

De hecho, fue imaginando cosas como las que nos muestra el tal Mayer, como entré de lleno en las profundas entrañas de esos mundos que nos reserva la lectura.



14 comentarios:

  1. he echado así deprisa y corriendo unas miradas a algunas fotos y la cueva se las trae
    Von una coloración muy obscura y piritas amarillas agrupadas. Es una cueva perfecta para monstruos,
    Yo tendría que estar allí
    Buen fin de semana

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    1. Podríamos montar un club social en ella... al fin y al cabo al verla uno cree encontrar su lugar en este mundo, juas!

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  2. Mitad fascinación y mitad terror. Estas oquedades, a veces insondables, tienen el atractivo de lo desconocido, de lo aventurero; de ese miedo que se instala en el esternón pero que no consigue vencer al espiritu curioso.

    Viajar al centro de la Tierra y encontrar un mundo perdido... y abrir los ojos y contemplar la realidad cotidiana de la que momentáneamente se ha huido subido a unas letras, unas palabras, unas frases.

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    1. Supongo que si lo interpreta un freudiano sacaría cantares edipianos de ello, pero es cierto que el penetrar en las entrañas de la tierra, en su vientre ha sido siempre algo muy atractivo. Si a eso unimos la belleza de todas las referencias tanto gráficas como escritas, la atracción es absoluta.

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  3. Que pocos niños leen ahora a Verne tal como escribió, pues solo lo conocen en dibujos, películas o versiones reducidas "para niños", como si nosotros hubierámos sido adultos desde la cuna...

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    1. Hace unas semanas vi con mi hijo una "revisión" cinematográfica, por llamarla de algún modo, de la novela... Revisión por que, según he leído en alguna ocasión semejante, "hay que adaptar todo esto al lenguaje de hoy en día" ¿?....Mejor no opinar...

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  4. Las "revisiones" nuestras eran de otro tipo. Por ejemplo, Las mil y una noches yo las leí en una versión adaptada porque se suponía que no era propio para nuestra edad, pero sin embargo, Verne, que hay que reconocer que es un poco denso para un niño, sí se consideraba a nuestro alcance. O sea, que la pauta era la moral, no los conocimientos.

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    1. Muy cierto y acertado. Recuerdo que en mi época existían aquellas adaptaciones que mezclaban el texto de la obra tal cual con páginas de comic que la recreaban y que visto ahora son una joya. De hecho, creo recordar que se llamaban "Joyas literarias juveniles".

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    2. No me había CAIDO en esa cueva, Tengo que releerme a Verne

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    3. No se so está por ahí el Snæfellsjökull por el que los verneros entran en el centro de la tierra, pero la evocación es clara...

      Salud!

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  5. Mmmmm, no me haré espeleólogo, nunca me sentí bien en las cuevas aunque para los gustos...

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    1. Lo de la espeleología puede dar, de entrada, un poco de claustrofobia, pero detrás de todo esto, especialmente de cuevas como la de Surtshellir, hay a mi entender un algo que tiene más de evocación literaria, de recuerdo de viejas lecturas, de estética visual, que de lo que realmente tiene que ser la experiencia puara y dura de estar ahí.

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  6. Antes de empezar a leer ya me había venido a la mente el genial relato de Verne. Quien sabe si algún día podré acercarme por allí y comprobar en persona si las ilustraciones son reales o inventadas. ¿Se podrá visitar? Islandia es un lugar que tengo pendiente desde hace demasiado tiempo.

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    1. Hasta donde yo se, si se puede visitar y por las fotos que pueden verse, el lugar tiene cierto parecido a las ilustraciones, aunque en ellas se tiendan a resaltar determinados aspectos que creo que son lo que por otro lado, nos remiten a la obra de Verne... También es para mi uno de esos muchísimos lugares que tengo pendientes de conocer. Algún día...

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