domingo, 23 de agosto de 2015

Atrahasis y el henoteísmo

El mito de Atrahasis, nombre que significa ‘El Muy Sabio’, comenzó a ser conocido gracias a una tableta de arcilla escrita en cuneiforme y encontrada en Nippur en el año 1895. Fue traducida por primera vez casi dos décadas después por  A. Poebel, una de las mayores autoridades en lengua sumeria del siglo XX. No obstante, el fragmento hallado era pequeño, y no se llegaba a comprender completamente el sentido, la evolución y riqueza del texto. De hecho, cuentan que durante mucho tiempo se consideró que el reverso era la cara delantera de la tablilla.

Afortunadamente, estos textos se hacían para ser copiados y distribuidos por todos los rincones del reino, por lo que en sucesivas excavaciones fueron apareciendo más fragmentos que permitieron al asiriólogo danés Jørgen Læssøe organizar el texto y concluir que se trataba del Génesis más antiguo que se conoce, el cual abarca toda la historia de la humanidad desde el mismo momento de su creación hasta el final del Diluvio. Unos  diez años después W.G. Lambert, apoyándose en el estudio precedente, recopiló todos los fragmentos del poema que conservaba el British Museum, entre los que se encuentra la versión más antigua, firmada por un tal Kasap-Aya. Esta firma permitió datar con relativa exactitud la fecha de su redacción, pues se sabe que Kasap-Aya realizó su trabajo bajo el reinado del cuarto sucesor de Hammurabi, Ammi-Saduqa (1646-1626). Seguramente el poema fue creado durante el siglo anterior, a partir de la recopilación de diferentes mitos tradicionales de la región mesopotámica en los que se habla de la creación de los hombres, del motivo de dicha creación, del Diluvio, y de Athrahasis, que es el Noé del Viejo Testamento.

Gracias a los diferentes hallazgos arqueológicos y traducciones que se vienen llevando a cabo desde 1895, se han podido reconstruir aproximadamente las dos terceras partes del poema, que en su versión más antigua contaba exactamente con 1245 líneas, tal y como apunta cuidadosamente al final de su copia el diligente Kasap-Aya.

La falta de un tercio del texto original, hace que algunas partes resulten terriblemente arduas, complejas o enigmáticas, y que se hayan perdido irremediablemente, al menos hasta hoy, pasajes enteros del poema.

Atrahasis es el nombre del héroe del diluvio del que habla este mito, aunque en realidad tenga un papel secundario en el conjunto de la historia. El protagonismo que se le quiere dar quizá se deba al deseo de ejemplarizar a una persona que fue salvada del infortunio junto a su familia, gracias a su sabiduría y piedad. Realmente, el mito trata principalmente de la vida de los dioses en los orígenes y de lo que motivó la creación del hombre. El poema abre así:
Cuando los dioses (hacían) de hombres,
Tenían que trabajar y estaban atareados:
Su tarea era considerable,
Su trabajo pesado, su labor infinita.

En un principio, los dioses debían procurarse la comida, la bebida, trabajando ellos mismos. En un momento dado, hartos de esta existencia, los dioses superiores, consiguen descargar todo el trabajo sobre los inferiores o Annunaki, los cuales, conscientes de su naturaleza también divina, no tardaron en rebelarse. 

Enlil, asustado por la revuelta, convocó a Anu y a Ea a consejo. Ea comprendía que los dioses inferiores estuvieran hartos de tanto trabajar, y propuso una solución que resolviese el conflicto laboral divino y librase a los dioses de una vez por todas del pesado trabajo de la tierra: crear unos seres que trabajasen en lugar de los dioses y les entregaran directamente los alimentos. Bastaría con matar al dios incitador de la rebelión y, mezclando su sangre con la arcilla de la tierra, crear a los primeros hombres y mujeres.

Ea abrió la boca
y dijo a los grandes dioses: …
Que se degüelle a un dios…
Con la carne y la sangre de ese dios
que Nintur mezcle la arcilla,
a fin de que el dios y el hombre
se encuentren mezclados en la arcilla…
“¡Sí!”, respondieron en la asamblea
los grandes Anunakis, que fijan los destinos…

Allí mismo, en su asamblea general, los dioses degollaron al dios rebelde, y con su sangre y arcilla la diosa madre Nintur creó siete hombres y siete mujeres. A partir de entonces los dioses ya no necesitaron trabajar más. Pero apenas habían pasado mil doscientos años cuando un nuevo problema apareció: el del crecimiento demográfico de la humanidad, con su secuela de molestias y trastornos. Cada vez había más gente, y la gente armaba cada vez más ruido, molestando a los dioses en su descanso.

El país era tan ruidoso como un toro que bramaba.
Los dioses crecían agitados y sin paz, con los disturbios ensordecedores,
Enlil también tuvo que escuchar el ruido.
Él se dirigió a los dioses superiores,
El ruido de humanidad se ha hecho demasiado grande,
pierdo el sueño con los disturbios.
Dé la orden que la -surrupu- (enfermedad) estalle.

Durante varios milenios, Enlil les envía a los hombre diferentes castigos de los que éstos se evaden con mayor o menos fortuna, gracias a la intervención de diferentes dioses, hasta que por fin decide enviar un diluvio universal. Pero Ea advierte a su protegido, Atrahasis, aconsejándole que construyera un barco e introdujera en él a su familia y parientes, así como a parejas de animales, tanto domésticos como salvajes. Así lo hizo éste, cerrando con brea la escotilla en cuanto se inició el tremendo diluvio.
Adad rugió en las nubes.
Al oír la voz del dios,
Atrahasis hizo cerrar la escotilla con brea.
Adad seguía rugiendo en las nubes.
Los vientos se enfurecían.
(Atrahasis) cortó las amarras y dejó libre el barco…
El diluvio se desencadenó.
Su violencia, como un azote, cayó sobre los hombres.
Uno ya no podía ver al otro,
ya nadie se reconocía en medio de la destrucción .
El diluvio rugía como un toro,
El viento ululaba como un águila rugiente.
Las tinieblas se espesaban y no se veía el sol.

Gracias a este ardid de Ea, la humanidad sobrevivió de nuevo. Y los dioses, que durante el diluvio no habían recibido sacrificios, ante la perspectiva de tener que volver a trabajar ellos mismos, aceptaron la existencia de los hombres, aunque tomando algunas medidas tendentes a limitar su crecimiento demográfico.

El Mito de Atrahasis es, junto al de Enki y Ninhursag, y las epopeyas de Gilgamesh y la Creación o Enuma Elish, las principales fuentes de las que bebió la religión hebrea, y por extensión la cristiana y musulmana, para los relatos que hablan de diluvios universales, jardines paradisiacos, serpientes que conducen al pecado, hombres creados de arcilla, arcas llenas de animales, etc…

De todo esto, y de otros muchos paralelismos más, habla Nicole Vray en su Libro “Les mythes foundateurs de Gilgamesh à Noé”, lo cual, aún no resultando novedoso para ninguno de nosotros, nos ofrece la posibilidad de verlo desarrollado en un libro con todo lujo de detalles, lo cual no es poco.

Es más, en sus páginas trata también cómo ese contagio pudo trasladarse también a cuestiones más fundamentales de la religión, como es la del supuesto monoteísmo. Me explico.

Vray menciona a Nabonido (556-539 a.c.), último rey de la dinastía neobabilónica, el cual, al igual que Akhenaton más de 600 años antes, había obligado a declarar en el reino la preeminencia de un dios, Shin, dentro del panteón religioso del reino. Esto como es de imaginar, provocó las iras de la clase sacerdotal, en especial la dedicada al culto de Marduk. Nabonido, además, se ausentó de Babilonia durante varios años, faltando a la celebración del akitu –algo así como el año nuevo-, algo que no había ocurrido nunca, y que suponía despertar las iras de los dioses contra el reino.

El caso es que, a ojos de los fieles a la antigua religión, la respuesta no se hizo esperar: el clero se rebeló, y los dioses mostraron su irritación con el envío de unos invasores extranjeros, que derrotaron a Nabonido en el campo de batalla, y a las órdenes de su rey Ciro, enriquecieron su imperio con la toma de Babilonia en 539 a.c.

Pero en toda esta historia hay algo, que es lo que más me ha llamado la atención, y que, en cierto modo, es consecuencia de los debates habido entre expertos en relación al supuesto monoteísmo del último rey neobabilónico. Según parece, la conclusión a la que han llegado es que éste no era estrictamente monoteísta, como parece que no lo fue tampoco Akhenaton, sino henoteísta… Reconozco haber desconocido el término hasta ahora, pero realmente viene como anillo al dedo a una realidad que fue en aquél entonces: el henoteísmo es una variante del politeísmo en la que se considera que hay un dios superior al resto, y que es el único al que hay que adorar como tal.

A mi entender, el catolicismo también ha heredado algo de ese henoteísmo, aunque sea de una manera más velada: se rinde culto a un dios único, pero en torno a él existe una legión de santas, santos y arcángeles, a los que se adora también con la esperanza de obtener su protección. Quizá esto sea lo que para mí da color y realismo a una religión: las interesantes historias de héroes y villanos que intercambian sus papeles según las circunstancias. Por no hablar claro está, de la crudeza con la que se muestra el orden social que existe entre quienes gobierna los cielos, y los mortales que sólo viven para satisfacer sumisamente sus necesidades. 

Tan actual como hace tres mil años.

22 comentarios:

  1. Prácticamente todas las creencias están interrelacionadas, cual franquicias de una única empresa, de un Olimpo supraterrenal donde están representadas las actitudes humanas, desde repugnantes aberraciones a bondades admirables.
    Lo que subyace, omnipresente, en todas esas historias de dioses, semidioses y humanos es más práctico y nada místico: la dominación de unas personas por otras.

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    1. "Desde repugnantes aberraciones a bondades admirables". Creo que con esa frase se resume perfectamente todo lo que tiene que ver con lo humano, ni más ni menos, y los dioses, Dios, santos, etc... no son otra cosa que una creación nuestra, y cuando más se nos parezcan, más próximos los sentiremos. Fíjese usted si no en nuestra honrada clase política, que rejuvenece su fachada, se hacen los sencillos y campechanos, e incluso si no les queda otra, viajan en transporte público.

      Al final, y vuelvo a parafrasearle subyace "la dominación de unas personas por otras". En otros tiempos por miedo, ahora por el engaño y la simulación.

      Salud!

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  2. Debe ser Interesante la recopilación de ese libro, pero como decimos, no es nada nuevo, ya que se sabe que el mito del diluvio existía en civilizaciones que no habían tenido contacto entre sí. Por ejemplo, en tribus de África completamente aisladas se encontraron mitos semejantes a los mesopotámicos y concretamente ese del diluvio.

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    1. Es interesantea pesar, efectivamente, de que no cuenten nada especialmente nuevo. Para mí, a parte del término "henoteísmo" que me ha hecho reflexionar, lo que vale es ver escrito y ordenado todo aquello que sabíamos pero quizá no lo teníamos por escrito con argumentos claros y referencias a fuentes históricas.

      En cuanto a lo que dice del Diluvio, me entran ciertas dudas... Me explico: no es que crea que un vecino de Ur se subió a un platillo volante, se bajo en centroamérica y les transmitió la tradición del Diluvio. Quien me conoce sabe que soy especialmente refractario a ese tipo de fantasías, que son peores que la religión. Lo que digo es que, a mi entender, las tradiciones más conocidas del diluvio (Mesopotaia, Grecia, Egipto, Israel, etc...), parten de un origen común que ha ido modificándose según la civilización en la que se desarrolla. La tendencia que tenemos -el ser humano- a igualarlo todo, hace que interpretemos elementos de otras culturas con las que no hemos tenido contacto empleando lo que es de referencia o fácil de conocer y entender para nosotros. Así, es posible que interpretemos otras tradiciones o mitos de otros pueblos, como si se hablara de un Diluvio... No se si me explico.

      Saludos!

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    2. ¿Y no podría ser que el ser humano cree mitos semejantes cuando se dan las mismas circunstancias? Esté donde esté y sin conocimiento de otras civilizaciones y otras culturas.

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    3. También lo puede ser, pues al final todos explican lo que desconocen o lo que de alguna les ha marcado por medio del recurso más fácil: las fuerzas supranaturales.

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  3. Precisamente, una de las claves del éxito del cristianismo en su origen, es la de adoptar una versión un tanto oportunista de henoteísmo, de manera que el culto a los santos permite fagocitar el culto a los dioses..., así, hay un dios único en teoría y una legión de diosecillos en la práctica, una fórmula ideal para atraer a sociedades politeístas. Buscaré el libro, parece muy interesante. Saludos.

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    1. (Precisamente, en los comentarios a la entrada anterior contaba a Una Mirada... que conocía el personaje de Pedro Saputo gracias a un amigo de Zaragoza que emplea ese seudónimo en algunos de sus asomos por la red)

      Lo pone difícil, pues de las claves del éxito del cristianismo se puede decir mucho. Si me lo permite, diré que hubo también mucho de snobismo, pues no tardó en ser una religión adoptada paulatinamente por las élites del imperio, seguramente también por oposición al creciente deseo de divinizarse de los emperadores contemporáneos.

      Cuando estos últimos descubrieron que eso de ser "emperador por la gracia de Dios", no sólo no quedaba deslegitimado cuando morían o eran asesinados, si no que además era la línea de tiza que marcaba la separación entre los que están con Dios todopoderoso o en contra de él -y por lo tanto, llamando a las maldiciones-, tuvieron claro que era una magnífica herramienta de dominio.

      Es lo que tienen las ideas, que a la inversa que las mariposas monarca, pasa de crisálida a oruga, de sueño de los pueblos a herramienta del poder.

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    2. El cristianismo se puede considerar que tuvo éxito a partir de Constantino, pues antes de eso los cristianos eran considerados una secta de herejes. Sin embargo, esa validación de Constantino es lo que muchos creyentes pensamos que estropeó el invento.

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    3. A mi entender, es mi opinión, fue adoptada por Constantino como religión del imperio por el éxito que ya tenía, y porque vió en ella un instrumento eficaz. Prueba de ello, es que él mismo no se convirtió hasta el momento de su muerte. En cuanto al término "hereje", no se si es el más adecuado para definir la consideración que tenían del cristiano, pues en principio toleraban cualquier creencia. Lo que pensaban es que era una secta que podía perjudicar al imperio al ser excluyente, es decir no admitir la posibilidad de convivir con otros cultos...

      Y disculpe mi continuo disentimiento, en mi opinión quien estropeó en primer lugar y definitivamente el cristianismo fue San Pablo, que lo llenó -por simplificar-, de prejuicios e intolerancia, aunque a la vez lo abriera a los gentiles. Cosas de las contradicciones humanas y una buena vista comercial.

      Saludos

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    4. Por supuesto que Pablo también lo fastidió bastante con su aportación de la cultura griega, pero Constantino lo remató al convertir en religión lo que nació como una fe, un seguimiento. En cuanto a los herejes, yo me refiero más bien a su situación dentro del judaísmo, que es donde nació y, para ello, he recordado este libro.

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    5. Entonces le interpreté mal, perdón, pues creía que se refería a un concepto posterior de "hereje". Al que se refiere, lo desconozco, y como el libro que recuerda es de los que disfruto leyendo, por lo que me haré con él siguiendo su recomendación (aún siendo un absoluto descreído, creo que la mejor forma de entender el entorno cultural en que vivo es entendiendo y analizando sus creencias).

      Por cierto, que de lecturas y libros espero hablarles antes del domingo, en mi próxima entrada.

      Salud!

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    6. Yo siempre he dicho que me entiendo mejor con los no creyentes que con ciertos creyentes...

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    7. …Siempre que los no creyentes tengan una increencia madura, no la del niño que sale a los 17 años rebotado de un colegio de curas. Lo mismo que le pido a un creyente una creencia madura y formada, no la fe del carbonero.

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    8. Eso queda claro, pues también tengo claro que lo contrario del amor -o la creencia-, no es el odio, sino la carencia de afecto o de fe. En todo caso, creo que para sentir uno u otro se debe basar en el conocimiento, la reflexión y la experiencia personal de cada uno, pues entiendo que ambas cosas -creer o no creer- son un acto inteligente...

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    9. Una persona a la que admiré -y aprecié- mucho decía que él estimaba demasiado su razón como para hacerla incompatible con su fe.

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  4. el monoteismo es aburrido,
    .....................................muy aburridoooooooooooo,
    ..............................................................................no conviene al alma.


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    1. Y no tiene hetairas, ni fiestas elevadas y alegres, ni mitos que parecen cuentos... Nada. Efectivamente es muy aburrido. Viva el politeísmo!

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    2. ¡¡es que no hay monoteista que los aguante!!,
      todos, al final se han inventado paralelosantos y cosas parecidas, y luego terminan rezando en un burdel.

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    3. no hay dios que aguante a un monoteista,
      al final ellos mismos se aburren y empiezan a inventase santos, santísimos...
      y se vienen a llorar a los burdeles, que quieren ser santos, y lo que yo les digo

      - joé!!, que más le dará al papa, un santo más un santo menos, escríbele, pasmao, y le dices que o te hace santo o te montas otra religión

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