martes, 5 de julio de 2016

Morir en París

“Un mercader de Isfahán volando colgado de las patas de un ave fabulosa durante sus viajes a los mares del sur”

 Es inevitable que el título de esta imagen extraída de una de las varias versiones que hay de la cosmografía del sabio iraní Zakarīyā Ibn Muhammad al-Qazwīnī, nos traiga al recuerdo las fantásticas historias de “Las mil y una noches”. Uno puede llegar a imaginarse cómo esta recreación moderna de Odiseo ha entrado en contacto con lo sobrenatural, tan próximo en concepto por aquél entonces con lo extraño, lo extranjero, y gracias a su habilidad, o al favor de un ave extraordinaria, consigue viajar a los lugares más remotos y desconocidos de manera no muy cómoda, entonces nunca se viajaba así, pero si rápida y prodigiosa.

ʿAjā'ib al-makhlūqāt wa gharā'ib al-mawjūdāt (عجائب المخلوقات و غرائب الموجودات‎‎) que literalmente quiere decir algo así como “Maravillas de las cosas creadas y los aspectos milagrosos de las cosas que existen”, es considerada actualmente como la más bella cosmografía de la cultura islámica. De hecho, desde que se redactó a mediados del siglo XIII, su gran popularidad permitió que se realizaran numerosas copias a lo largo del tiempo. Hoy en día existen diferentes versiones repartidas por todo el mundo, sobre todo de traducciones o adaptaciones que se hicieron entre los siglos XVI y XVIII al árabe, persa y turco.

Les recomiendo que se descarguen aquí la copia existente en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich, Alemania, que ojeen esta otra que existe en la Biblioteca Nacional de Estados Unidos, o repasen la que ofrece la Getty Library. La versión de Baviera, que puede servirnos de ejemplo, no tiene fecha, pero una copia muy similar de la Biblioteca Nacional de Francia está datada en 1762 en un taller posiblemente ubicado en Palestina. La obra está dividida en diferentes apartados que van desde la fenomenología celeste hasta la geografía, etnografía, zoología y botánica… Todo ello, acompañado de hermosas ilustraciones, llenas de esa ingenuidad muy del estilo de este tipo de manuscritos, en los que se muestran reproducciones de animales y plantas más o menos identificables, con otras representaciones de contenido mitológico o fantástico. 


De hecho, el texto es reconocido como uno de los ejemplos más claros de lo que fue la literatura de mirabilia islámica. De manera genérica, podemos decir que se denomina así a esta variedad literaria por tratar “lo maravilloso” de la creación: una colección de seres, fenómenos u objetos que se consideraban reales, pero que poseen la característica de ser asombrosos en un alto grado y que pueden ser obra tanto divina como diabólica…

Cuando nuestro mercader de Isfahán voló por los mares del sur colgado de la pata de aquella maravillosa ave, hacía algo que podía considerarse extraordinario, pero no increíble según esta concepción del mundo. Seguramente, nosotros mismos, a ojos vista de quienes nos sucedan, tendremos gestos y convicciones que serán consideradas dignas de una mirabilia. Quién sabe si esa ficción creída por todos nosotros está en el mundo ensoñado que nos vende la publicidad, o en la esperanza en ese sustitutivo del paraíso creyente que es un futuro mejor, o quizá en esa solidaridad de la que nos gusta hacer gala, olvidando que la usamos de manera selectiva.

Algo de ello hay seguro: soñamos al ritmo que nos marca la publicidad, nos animan a confiar en que lo que no podemos alcanzar llegará en el futuro, y nos tiramos del pelo cuando atentan contra un semejante, pero apenas hacemos una mueca de disgusto convencional cuando lo hacen contra alguien que no consideramos igual. 

Y si no, preguntémoslo a esos otros mercaderes, y a sus clientes, a los que volaron en el mercado popular de Shalal de mano de las repugnantes aves de rapiña del Daesh. Apenas se les recuerda. No ha habido la indignación, el miedo, ni los actos solidarios que inundaron Occidente cuando los hechos tuvieron lugar en Europa. Tuvieron la desgracia de no morir en París. 

8 comentarios:

  1. claro está. Son culturas de las cuales no sabemos mucho pero sin duda tenen también una bella cosmogonía. Gracias por darnos un atisbo de ello. Hay que darles una hojeada.

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    1. Todas las culturas, por el mero hecho de serlo, tienen su parte de belleza. Lo importante es saber encontrarla y apreciarla. Gracias a ti por tu visita.

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  2. No tenía ni idea de este personaje, ahora ya se un poco más y es que he ido hojeando información por la red encontrando por ejemplo, que el libro El tema central del libro "Las maravillas de la creación" se divide en dos grandes grupos: lo sublime y trascendental, y lo elemental o material. Desde el punto de vista de la vastedad de la información en su obra, a menudo se compara a al-Qazwīnī con el gran erudito romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) y con frecuencia se lo ha llamado el "Plinio de la Edad Media"-Este manuscrito, una traducción al persa de 'Aja'eb, contiene curiosos dibujos y pinturas en el estilo persa, tanto monocromáticos como en acuarela. La copia es parte de la colección de manuscritos de la Biblioteca y Archivo Nacional de la República Islámica de Irán.
    Saludos

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    1. En cierta manera lo es, efectivamente, un claro sucesor de Plinio el Viejo, aunque estos suelen ser un tipo de calificaciones y honores que suelen compartirse según quien los otorgue. A al-Qazwini le ha tocado hacerlo con Vincent de Beauvais, por ejemplo. Efectivamente, tenemos la suerte de que existan numerosas copias o versiones de su manuscrito, que fueron elaboradas a lo largo de un amplio espectro de tiempo y en talleres de copistas tan distantes entre sí como lo están la India Occidental y Estambul...

      Gracias por tu visita.

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  3. Esa visión solipsista del mundo es tan inhumana como despiadada. Nos hace distanciarnos de los demás seres humanos y acabar creyendo que sólo son seres humanos los que tienen (o consideramos que tienen) algún tipo de nexo unión con nosotros tan absurdo como la apariencia, religión, forma de vivir, color de piel... Los demás, los que son considerados distintos, quedan fuera de nuestro mundo, de nuestra consideración. No existen, por eso no duelen. Son el árbol caido en un bosque lejano que no conocemos: podríamos asumir que ese suceso no ha existido simplemente porque no ha tenido lugar en "mi mundo", ni lo han captado mis sentidos.
    Como ser humano quiero estar lejos de esa visión, y estar más cerca de aquella de John Doone:

    "Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
    Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti. "

    Aunque se lo menos cómodo, aunque duela, quiero tener claro siempre que las campanas toca por mi, por todos nosotros. Aunque a veces, sea tanto y tan frecuente el dolor que se nos encallezca un poco el corazón.

    De la cosmografía de Zakarīyā Ibn Muhammad al-Qazwīnī no sería de extrañar que hubiera habido algún manuscrito en Granada. Y que ardiera, como tantos otros, en aquellas piras de fuego, represión e ignorancia del Cardenal Cisneros, en la Plaza de Bib-rambla.


    Saludos.

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    1. Es muy posible que hubiera alguna copia ya desaparecida en Granada, no me cabe ninguna duda.

      Creo que desgraciadamente, esa visión humana tan limitada se debe a lo que tu refieres, a que diferenciamos entre lo nuestro y lo ajeno. No hay más que recordar que, cada vez que se habla de un atentado o accidente en el extranjero, una de las que más acentuan es si había o no españoles entre las víctimas, y en caso de no haberlo, se empieza la cuantificación de las diferentes nacionalidades europeas...

      Con todo igual.

      Gracias por tu visita.

      Saludos

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  4. Hay una frase que se le ha ido achacando sucesivamente a muchas personas, pero que nadie sabe quien fue el primero que la pronunció: Nada humano me es ajeno. Y hay otra frase también muy usada: No hay más raza que la humana ni más país que el mundo. Dos frases que vienen a decir más o menos lo mismo y que si de verdad las interiorizáramos y las lleváramos a cabo con todas sus consecuencias, nuestra vida sería distinta y el mundo más habitable.

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    1. A lo mejor se trata, ya que hablamos de "lo nuestro" y "lo ajeno", de hacer propias de cada uno de nosotros esas frases. Pues no son otra cosa que sentido común y solidaridad básica, algo de lo que parece carece este mundo, aunque individualmente vayamos de lo contrario.

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