Este grabado es uno de los más de
1.400 que produjo Jacques Caillot (c. 1592-1635) a lo largo de su vida.
Grabador y dibujante barroco, gustaba de reflejar en sus obras hechos
cotidianos de aquél entonces, con especial preferencia por los temas
relacionados con soldados, payasos, borrachos, gentes del bron, y de la
marginalidad en general. De hecho, se cuenta de él la leyenda de que marchó
desde su Nancy natal, en la Lorena, a aprender el oficio de grabador en Italia,
acompañando a un grupo de gitanos que iban en la misma dirección. Aprendió de
tal modo su lengua, oficios y costumbres, que hizo buena gala de ello el resto
de su vida y sirvió posteriormente de inspiración para una de sus mejores
colecciones de grabados titulada “Les Bohemiens”, del que dejo una muestra un
poco más abajo.
He podido comprobar que existen
en la red buenos repertorios de su obra, incluso hay una magnífica reproducción
digitalizada de su “Sitio de Breda” en la web del Museo del Prado, otra
recopilación de “Les Gueux”, “Les Caprices” y, por supuesto, de la que para mí
es otra de sus grandes colecciones: “Les Grandes Misères de la Guerre”, a la cual
pertenece el grabado que encabeza este texto. Imposible a esta altura no hacer
referencia a la coincidencia que se da tanto en algunos títulos, como en sus
temas, con las series de grabado de Goya… De hecho, hace algunos años, en 2013,
su casa natal de Fuendetodos recogió una exposición dedicada a Caillot.
Pero la aportación de Caillot al
arte del grabado fue más allá de los contenidos: introdujo el uso, para el aguafuerte,
de un barniz que hasta entonces empleaban únicamente los luthiers. ¿Resultado?
: su empleo permitía someter a las planchas de cobre a más baños de ácido que
la capa de cera que se empleaba entonces, permitiendo un mayor número de pasos
intermedios y una mayor riqueza de detalle, como puede observarse en su obra en
comparación a otras contemporáneas.
Esta riqueza del detalle unida a
una capacidad descriptiva muy acorde con los modos de aquél entonces, hizo de
la obra de Caillot, algo parecido a lo que podría llamarse fotoperiodismo, o
mejor dicho grabadoperiodismo, por medio del cual interpretaban los claroscuros
de la vida de entonces. Fue esta capacidad de hacerlo así, la que le animó a
crear su serie de “Les grandes miseries…”, y aunque se cuenta que fue el ánimo
de narrar las consecuencia de la invasión de Lorena por Richelieu, lo que le
movió a crear esa colección, parece ser que realmente fue su interés por
describir la vida de la soldadesca, como antes lo había hecho de otros tipos de
su tiempo. Veamos como, empezando por leer el texto que hay al pie de uno de los grabados de la colección:
Voyla les beaux exploits de ces coeurs inhumains
Ils ravagent par tout rien
n’échappe à leur mains
L’un pour avoir de l’or, invente des Supplices,
L’autre à mil forfaits anime ses complices,
Et tous d’un mesme accord commettent méchamment
Le vol, le rapt, le
meurtre, et le violement.
En el grabado puede observarse el saqueo al que se someten los soldados. Mirándolo de izquierda a derecha, puede verse a un anciano que suplica por su vida arrodillado mientras un soldado está a punto de abrirle la cabeza con un puñal y una niña suplica por su vida. Más cerca, un hombre es apuñalado sin piedad, parece un sirviente de la casa, mientras una chica a la izquierda intenta huir de su perseguidor que la sujeta por la larga cabellera, mientras vemos a un niño al que intenta proteger. Al fondo y en el centro de la composición una mujer está a punto de ser violada mientras a la derecha, bajo la chimenea, hay una persona colgada por los pies y atada: lo van a asar. A su derecha dos sujetos están estrangulando a otro hombre...
El caso es que si quería describir la vida del soldado, a Caillot se le fue un poco de la intención, o no, y acabó
reflejando en sus ilustraciones una interminable sucesión de crueldades,
ejecuciones y sangrías de todo tipo a las que, aún hoy en día, es difícil mirar
sin sentir que, a pesar del paso del tiempo, seguimos siendo los mismos.
los mismos o peores, a poco que entre por los portales de videos verá que quizás nos ha subestimado y la madre naturaleza no obstante nos ha permitido evolucionar a peor
ResponderEliminarKisssss y Kissss
La madre naturaleza, como madre que es, nos permite -o consiente-, demasiadas cosas. Sabia, lo que es sabia, no parece serlo.
ResponderEliminarSalud!
Eso es en Teología el llamado pecado original: una realidad de mal en el mundo del que nos pringamos cuando llegamos a él.
ResponderEliminarLa verdad es que no se me había ocurrido verlo así, pero está muy bien... El único pero, es el de que se nos pueda suponer a las personas un determinismo que justifique, e incluso disculpe, cualquiera de nuestras acciones.
ResponderEliminarSiguiendo con la Teología, está lo que en el N.T. aparece como "la libertad de los hijos de Dios".
EliminarVaya día que lleva la cabra camino del monte...
EliminarSiendo que los demás aprendemos con ello, échese al monte las veces que haga falta.
ResponderEliminarSaludos!